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El Billar

Deslizaba su brazo para poder acomodar el madero entre sus delicados dedos.
Al inclinarse hacia abajo dejaba ver la mitad de su pecho izquierdo puesto que yo permanecía en frente mientras mi imaginación volaba y se regocijaba ante tal imagen.

Era tarde y poco a poco tanto clientes como empleados se iban despidiendo pretendiendo descansar, pues y ala noche había avanzado bastante.

Irrumpe en mi pensamiento el sonido del taco golpeando la bola y alcanzo a ver como se dirige con una trayectoria diferente a lo planeado. Al percatarse de esto ella solo soltó una risa y dijo. - Hay caray, así no debía haber sido-. Me apresuré a llegar hacia ella, y le dije. - No hermosa, pero yo te puedo ayudar, y quizá entre los dos lo logremos-. Acomodé las bolas en la misma posición y me le aproximé por la espalda. Al tocar su antebrazo, inmediatamente recorrí su piel recorriendo su hombro, hasta llegar a su cuello, ella se estremeció y dejó escapar un suspiro que invitaba a no parar. Ella se movió hacia atrás tocando con su cuerpo la parte de debajo de mi cuerpo. Por supuesto que esto me excitó de sobremanera, paro aún así resistí al impulso de seguir con acciones eróticas.

A continuación, sujeté su mano izquierda donde dejé pasar entre sus dedo el taco de billar. Con la otra cubrí su mano por completo y con fuerza sujetamos el otro extremo, para poder golpeare la bola. En el instante mismo que moceábamos el palo dejándolo pasar entre sus dedos, el clima de la habitación pareció aumentar súbitamente de intensidad, como una caldera enardeciente que sugería despojarnos de nuestra ropa. Después de haber golpeado la bola y por fin embuchacar la número seis, ella se volteó, tomó mi cabeza entre sus manos y me lanzó una mirada de agradecimiento. Acercó sus labios a los míos e inesperadamente me mordió el labio inferior, y sacó su lengua para pasearla por la mía, la tomé entre mis brazos, no in antes cerciorarme que ya no hubiera nadie en el lugar.

La cargué, y haciendo las bolas a un lado, la coloqué firme pero delicadamente sobre la mesa de billar. El panorama no podía ser más sugerente, su hermosa silueta se plasmaba con las sombras provocadas por la luz que pretendía alumbrar el paño para que pudiese haber un buen juego.

Casi por intuición ella movió sus piernas y utilizando sus pies como ganchos me jaló hacia ella indicando que no quería que me distrajera con nada más.

Luego entonces comencé a acariciar sus piernas subiéndole lentamente el vestido, y haciendo lo mismo con las palpitaciones de ambos.

Su piel se erizaba y mi libido podía percibirse fácilmente.

No fue sorpresa que de un momento a otro me encontraba totalmente trepado en la mesa, interponiendo mis instintos ante mi concepción de la situación.
Cada movimiento que hacías reflejaba sincronización y deseo, así es que ella tomo por un momento la iniciativa, y empezó a acariciar mi espalda semi descubierta con la punta de sus dedo, al sentir un escalofrío que me recorrió gran parte de mi, dejé caer mis caderas sobre su vientre desnudo acariciando su cuello y la mitad de su pecho descubierto, por lo que ella respondió arañando tiernamente mi espalda, incrementando más mi deseo por hacerle el amor en ese mismo espacio del tiempo.

Solo desabotoné la parte de arriba de mi camisa y ella me ayudó a despojarme de ella. Una ves con el torso desnudo no reparo en caricias y besos en mi abdomen.

Tomé sus manos y las postré sobre el paño, dejándole sentir que ahora era mi turno. Comencé a besar su oreja derecha e introduje lentamente la punta de mi lengua, mientras ella produjo u n pequeño gemido de agrado.

Empecé a besar su pecho hasta llegar a su pezón que aún era cubierto por su vestido, pero que ante tal excitación permanecía erecto. Acto siguiente, fue darle una pequeña mordida, con toda la precaución para solo provocarle una sensación placentera.

Con un esfuerzo mínimo levantó la parte superior de su cuerpo y le ayudé para botar lo que quedaba de su vestido en la mesa contigua.

De pronto un sonido en la distancia perturbó nuestros sentidos, acelerando al máximo nuestro pulso cardiaco. Busqué momentáneamente el origen de dicho importunio pero ella osó en seguir con el acto una ves que le sonido se disipó.

Enseguida me ayudo a desabotonar mi pantalón, y rozó con la punta de su dedo índice el frente de mi boxer, mientras mordía sus labios y me miraba con ese gesto pícaro que me había conquistado hace mucho tiempo.

El viento hacía su aparición colándose por un resquicio de una ventana. Su pecho se estremeció ante tal evento y mi mirada solo podía clavarse en ese cuerpo fino y apetecible.

Comenzamos a ocupar la mayo parte de la mesa y unas cuantas bolas se fueron a sus buchacas como dejando a dos amantes solos para no causar interferencia, otras tantas cayeron por los bordes al pasar mi mano por el lado de la mesa.

Empecé a besar sus muslos recorriéndolos con mi nariz y eventualmente dándoles ciertos besos y pequeñas mordidas. Hasta que llegué a sus pantaletas las cuales, entre ella y yo logramos quitar, dejándola totalmente desprotegida de ropajes. Yo también apresuré a quitarme la última prenda, y el fuego comenzó a arder mas, provocando que me acercara hasta poder tocar su vagina con la punta de mi pene y solo dar unos toques antes de llegar a la gloria.

Una ves encaminados, el tiempo se detuvo, el aire se tornó cálido, no había mas sonido que el de nuestros corazones, y mas ganas que las de abrazarnos, acariciarnos amarnos, y tomar un respiro, para después volverlo a hacer. No solo unimos nuestras almas ese día, nuestras mentes quedaron engarzadas, lo cuál fue el perfecto comienzo de la pasión que avivamos a diario, con sorpresas, imaginación, y cariño.

Yanzer16 de junio de 2008

2 Comentarios

  • Ser

    Muuuy descriptivo Yanzer. Ser?a interesante conocerte no solo por estos medios, sino en persona. Pareces ser alguien muuy apasionado. ?As? eres?

    19/06/08 08:06

  • Blues

    Cuanta pas?on!

    29/06/08 03:06

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