Ríos color hierro surcan las avenidas
otro día sin poder cerrar heridas
otro día hundidos en la miseria
de no saber si el mañana llegará
esperando a la muerte que saluda sigilosa
y que aguarda con ansia la siguiente partida
condenados a una única salida
ante la deshumanización de todo un planeta
que lleva como lema la hipocresía
Otro niño con sueños perdidos
otra noche bajo la mesa escondidos
Otro llanto luctuoso y desolador
en el que el peso de la existencia comienza a ser agotador
Otra alma desmoralizada vagando perdidamente
confundiendo segundos con años sin ser fruto de su mente
Otro niño que no encuentra a su madre
Otra madre que no encuentra a su niño
Otro padre que hace de escudo humano para proteger sin éxito a su familia
Otra hecatombe en la que nadie auxilia.
Al final la madre sí encontró a su niño... junto a un montón de cuerpos fríos.
Conservar la propia fe es ardúo.
