Esas flores que brotan de los árboles que viven tan perfectas en esas estrellas de amor y pasión. Ellas anhelan ser libres y no se dan cuenta que aun creyendo serlo se confunden, siendo un manjar para insectos y diferentes especies que ahora no me apetece nombrar.
Eso ocurre con nosotros; los seres humanos, que creemos ser libres en un mundo encarcelado. Y tengo envidia de esas aves que pueden volar y ver el mundo desde todo lo alto, donde las preocupaciones están a tres mil pies de altura.
Quisiera poder incumplir las leyes newtonianas, quisiera poder incumplir todo lo que está exigido hacer. No quiero ser como los demás.
Quiero inventar algo que jamás hubo existido.
Y ahora aquí, en mi cuarto, en estas cuatro paredes te digo esto:
¡Quiero cambiar el mundo!
Quiero agradecer cada parte de mí, cada parte del universo, del mundo, de mi mundo.
Quiero salir de mi cárcel, de esta cárcel mental, una cárcel de sentimientos no correspondidos.
Tengo delante un folio con muchos colores, no sabría decirte lo que me hace sentir, ¿Ira? ¿Confusión? ¿Tranquilidad? No, tranquilidad no. Esperanza tal vez. No sabría explicarte lo que siento solo podría esbozar algo pero creo que no lo comprenderías. Amo sentir dolor porque solo así siento que estoy viva, ¿por qué ser un corazón adicto a todo lo que quema?
