TusTextos

La Fuerza de Lo Inesperado

Sin más. Sí, fue así. No había pasado nada nuevo ese día con él.
Lo llamé y tras dos tonos del contestador escuché su voz más grave que otras veces. Parecía que acaba de despertar.
Con una voz algo temblorosa pero intentando a la vez que saliese firme de lo más dentro de mi le dije que teníamos que hablar. En 5 minutos le veía en nuestro bar, aquel donde nos conocimos.
Contestó con un simple vale. Parecía que estaba preocupado pero aún en estos momentos me doy cuenta de la persona tan segura de sí misma y tan orgullosa que tenía en mi día a día.
Aparcó su moto en la acera, cerca del bar, se quitó su casco de color ojo que le regalé por nuestro aniversario, me dio un suave y ligero beso en la mejilla y se sentó frente a mi mientras intentaba poner orden a ese pelo alborotado que el viento se había encargado de ponerlo a su propio gusto.
Me distraje viendo como metía su mano entre su pelo rubio intentando de poner algo de orden cuando me acarició mi mano. Rápidamente me sacó de mis pensamientos y me hizo recordar la razón de por qué estábamos sentados los dos en aquella terraza del bar.
Lo miré con la mirada más sincera que pude y tan sólo fui capaz de articular unas cuantas palabras:
-Mario, no podemos seguir. Estoy conociendo a otro chico.
Aún no había acabado la última palabra cuando él ya me había interrumpido para decir constantemente que no, no paraba de repetir:
-No, no, no, no, no&
Sabía que lo estaba pasando realmente mal, no se creía nada de lo que por mi boca salía. Se puso las manos en la cara, tapando sus ojos verdes. Mi corazón latía a mil por hora y quería chillar, gritar y salir corriendo de allí. Tomó aire y dijo con ese acento italiano que conquista a cualquiera.
-Amor, no me digas esto. ¿Acaso no recuerdas el último domingo en mi casa? Ahí no estabas conociendo a nadie, o no parecías tener ninguna preocupación. Me dijiste que me querías, que ibas a estar siempre a mi lado.
Todo mi cuerpo se congeló, no pude reaccionar. Estaba dejando a mi novio por una razón que era mentira. No estaba conociendo a nadie. No quería conocer a nadie más que a él. Todo me iba bien, con él, con mi trabajo, con mi familia. Todo iba mejor que nunca.
Todo menos yo, yo no estaba bien. Algo en mi cuerpo crecía rápidamente, algo que se expandía y ya estaba en todos los pequeños rincones de mi. Algo que no me permitiría vivir tranquila con Mario durante mucho tiempo más.
Me enteré el viernes pasado. Cuando el Doctor Guillén se acercó con la cara tan triste y un sobre en mano, sabía que nada bueno me depararía la vida.

A veces, cuando mejor está todo, cuando crees que todo va mejor que nunca, algo inesperado te hace despertar de ese bonito sueño, convirtiéndolo todo en una maldita pesadilla imposible de borrar, imposible de retroceder en el tiempo y eliminar justo en el momento en el que viene. Imposible de darle al pause. Por eso, saborea el momento, disfruta cada segundo, aférrate a todos los detalles que te hagan recordar ese momento con exactitud, a esas risas eternas, al dolor de barriga que te producen, al dolor en la comisura de los labios por los recordarás cuando no todo vaya bien. A veces, algo inesperado viene para descuadrarlo todo.

Mario pasó todo el tiempo que pudo junto a Matilda en el hospital. No dónde él quería pero sí con quien quería.
Forareason10 de abril de 2017

2 Comentarios

  • Forareason

    http://laslestrasconsombrero.blogspot.com.es/

    18/04/17 09:04

  • Paulitinamente

    Espero no sea verdad

    19/07/18 11:07

Más de Forareason

Chat