Sé que vemos el mismo cielo
y el mismo mar va a parar a nuestras orillas.
Sin embargo,
qué diferente es la tierra que pisas,
que distinto es el suelo por el que camino yo.
Veo parejas cuando salgo a la calle
y cierro mi mano en un puño
pues ardo en deseos de llevarte a ti conmigo
y enseñarte todos los rincones que voy descubriendo en esta nueva ciudad que me cobija.
Quisiera saber qué tono exacto es el que usa Dios para pintarte los ojos por las mañanas
o que nota musical tocas al decir te quiero antes de ir a dormir.
Tal vez adoptaría mi meñique la mala costumbre de espiar tu cuerpo
a través de tu ombligo desnudo
y yo leería los versos más dulces de Neruda en los lunares de tu piel.
Dejaría que mi pelo se enredara en tu cintura para no dejarte abandonar la cama
y sucumbiría a tus encantos más sensuales para arrodillarme frente a ti
y pedir perdón por semejante pecado a través de tu entrepierna.
Te imagino allá,
donde sea que estés,
a donde sea que vayas,
viendo otras caras y bebiendo en otros cuerpos,
sin mí.
Y he de reconocer que aunque no somos nada
yo siento de todo
y haría cualquier cosa para no verte en otros brazos,
olvidándote de mí.
Tienes algo,
un aura,
un hechizo,
un maleficio,
un conjuro vil,
que me atrae a ti de la misma manera cruel en la que las arañas atrapan víctimas en sus redes.
Lo haces sin querer,
ya lo sé,
porque si fuera queriendo no lo harías,
pero lo haces.
Querría consagrar mis labios a la misión más pura del mundo:
recitarte historias de nuestros posibles futuros
con la única intención de que te duermas feliz.
Eres tanto
con tan poco empeño
que no me creo esto que siento y que me hace ser tan infantil.
Leerás esto sin saber que es para ti,
y no sabrás leer en esto mi grito de auxilio,
mis ansias de que vengas a buscarme
para poder así morir en el orgasmo más fiero,
perdiéndome en ti.
Quiero hacerle el amor a tu cuerpo desnudo,
a tu mente desnuda,
a tu alma desnuda,
hasta que germinen en ti ganas de quedarte a vivir en mi siesta.

De mi blog: http://cartasdeungatonegro.blogspot.com.es

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