Tengo miedo de que llegue el día en el que seas mío... literalmente; en todos los sentidos. Ese día en el que me veas tal cual soy, sin tapujos, sin tabúes... Cuando lo único que esté a la vista sea mi piel desnuda, mis deformidades, mis complejos; sin ropas holgadas que oculten mi carne grasa, sin velos que maquillen la realidad. Ese día en el que mis miedos sean expuestos libremente y tus ojos puedan verme en mi total vulnerabilidad. Tengo miedo al tacto de tus manos en mi cuerpo inexperto, a no saber bien cómo reaccionar. Tengo miedo de que mis manos tiemblen, de que mi corazón proclame a los cuatro vientos cuán asustada me encuentro y lo escuches y te burles. No quiero decepcionarte, que te decepcione mi inexperiencia. No quiero que mi falta de vivencias se note en cada uno de mis movimientos, aunque, sin embargo, soy consciente de que se ve en cada beso, en cada caricia torpe que te regalo al vernos. Tengo miedo del día en el que seamos uno, si es que llega, y veas cuán imperfecta soy.