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El Vampiro Pobre (5)

Lilibet nació cuando ya sus padres estaban entrados en otoñal edad.
Es hija única, fue criada en un ambiente de pocas restricciones, por eso su carácter independiente y rebelde en cuanto de acatar normas. Le dedica buena parte de su tiempo a la escritura y lectura de temas asociados a lo misterioso y esotérico. Se identificaba con los personajes de las más insólitas inclinaciones de los libros que leía, grabando intensa huella en su personalidad, remontando lejos la imaginación. Dotada de una inteligencia y sensibilidad inusual, resaltó entre sus compañeros de la secundaria, que poco antes había concluido con excelentes calificaciones. Tenía un marcado agrado por seres especiales que manifestaran conceptos muy diferentes a los comunes de la población masculina, que le circundaba.
No era una mujer hermosa, si agraciada, una rara belleza, lo que más resaltaba era su atractivo cuerpo equilibrado, sensual. No pasaba desapercibida.

Vlad se adelantó de inmediato. El contacto visual tan cercano fue absorbente e impactante. Él difería totalmente al que tantas veces transitó taciturno por las inmediaciones de su hogar, se veía apuesto, elegante, atento con finos modales, a ella le cautivó la nueva imagen. Antonio quiso ayudar, pero a un leve gesto del vampiro, éste retornó a su lugar dócilmente, sentándose, continuó bebiendo, los efluvios del vino pronto lo sumieron en sueño.
Vlad tomó las pálidas manos con delicadeza, que surcadas de fisuras todavía sangraban y Lilibet experimento un sereno alivio. Agotada por el esfuerzo realizado, sonrió y cayó vencida entre los fuertes brazos de Vlad.
La estancia se iluminó con un prolongado relámpago y un ensordecedor trueno selló sus labios.
Conmovido ante la tierna mujer indefensa y su acogedor encanto, volvió la hoja de la historia abruptamente, ya no pensó en la cruel venganza que anunció al viejo Samuel en aquel episodio del cual fue actor. Anticipando los hechos ya sabía la inminente muerte en cuestión de días, de Samuel.
Ya no había motivos para que su furia y ferocidad recayera sobre ella.

La sacristía era un habitáculo dotado de todo lo elemental, allí residía Antonio. Tembloroso pero seguro de sus pasos, Vlad, alzándola la trasladó al baño, la posó en la ducha sobre una toalla, comenzó a despojarla de su destrozado vestido con extrema excitación, lo que sus ojos contemplaron era un resumen de todas las mujeres hermosas que vibraron en torno a su fascinante señorío, recordó con melancolía aquella prima a la que ofrendó amor eterno en su nativa Valaquia, que tristemente para él, se olvidó de cuanto idearon juntos, abrazó la vida religiosa recluyéndose en un convento por el resto de sus años.
Motivó que renegara blasfemando a su Dios, y de cristiano devoto, enemigo acérrimo de los infieles orientales, abdicó a favor del amo, del ángel caído, siendo un instruido nigromante y mago al servicio del mal.
Lilibet guardaba parecido con ella en exuberancia. Senos erguidos, figura de amazona, rostro de gran expresión, boca de encarnados labios, vientre virginal, piernas contorneadas y fuertes y lo más notable, sus larga y negrísima melena que acentuaron el recuerdo, respiró profundo, se le humedecieron los ojos al príncipe no muerto. Añoraba de aquellos días cuando se enamoró con demencia, ahora, tan cercano renacía ese instinto con intenso entusiasmo, no despreciará la oportunidad.

Lavándole las manos, una herida, la más profunda, destilaba gotas de sangre que no rodaron al suelo. El vampiro cerrando los ojos, le vino la imagen esclarecida de que la poseía para siempre, sorbió la reparadora sangre de la doncella, volvieron retratos en vertiginosa sucesión de anteriores amantes cubiertas con la gruesa capa de polvo del olvido. Decidido a respetar la integridad de Lilibet, continuó la limpieza del resto del cuerpo. Ocurriera cualquier cosa, deseaba que ella decidiera libremente, la atracción que sintió era firme, le gustaba...

Despertó adolorida y mareada, advirtió que estaba desnuda... No obstante no se incomodó de estar sin ropas, al contrario, cruzando enigmáticas miradas, sin hablar le conminó a que continuara, sentía relajarse al contacto de aquellas manos varoniles, ella descubrió que había comunicación sin palabras, ¡Era maravilloso! Tantas veces intentó ese tipo de vínculo y no lo lograba pero ahora si podía, comprendiendo muchas cosas de Vlad que en boca del vulgo con el pasar de los años se tergiversaron.
Él, sentado en la cama, le untaba un fragante cocimiento de hierbas en el pecho, lentamente masajeaba el vientre, pasando a las piernas, ella las abrió ligeramente y él continuó por la parte interna del muslo hasta llegar a los pies. El ambiente se cargó de mutuo erotismo. Germinaba simpatías.
La noche continuaba inmersa en la tempestad. Pronto amanecería.
Indigo08 de noviembre de 2011

6 Comentarios

  • Serge

    Indigo:
    Me encanta la seducción que hay en este escrito. Vlad recordo a sus antiguos amores a través de Lilith.

    Serge.

    08/11/11 09:11

  • Indigo

    Serge, la seducción viene también con el estigma de actores memorables como Tom Reynolds o Vincent Price, de las películas en que en su momento representaron el papel impecablemente del Príncipe Drácula. Mi reconocimiento a ellos al recordarlos.

    09/11/11 03:11

  • Anatema

    Bueno...Al pobre Vlad todas le tocaban verdes, ya era hora que le tocara las madura...

    11/11/11 06:11

  • Indigo

    Le brillan los ojos, pero está respetuoso de momento jeje, la verdad que de humor parece que vira a seriedad lo que escribo de él.

    11/11/11 08:11

  • Danae

    El erotismo en el mundo del vampiro siempre ha tocado de sensualidad el horror. Pero este vampiro se nos presenta tan humano que su erotismo no deja de ser enternecedor. Toda una experiencia erótica para la sensual Lilibet, hecha a su medida, a lo gótico, sin resultar para nada gore.
    Muy bien por ti, querido amigo. Seguiré leyendo, pues esto se va poniendo al rojo ... vivo, paradójicamente bien vivo ...
    Un enorme abrazo, corazón.

    14/11/11 04:11

  • Indigo

    La intención es de darle otro cariz, humanizado, solo que llegué al punto de decidir que hará ella. El erotismo continuará desde la visión algo inexperta de Lilibet, le toca. se complica algo la continuación pero saldrá.
    Me alientas con tus comentarios, Gracias querida Danae.
    Saludos afectuosos.

    14/11/11 11:11

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