...la Idea de un Nosotros.
Te amé.
Por años fuiste tú lo que ocupó mi mente. Crecí a través de tí. Me encadené a ti.
Erré.
Arrebaté de tus manos la luz que tanto esperé por años. Me cansé de esperar algo tan irreal, de tener miedo a soñar lo que al siguiente día me haría llorar. Cansé de esperar sin resultado alguno.
Erré.
Di una oportunidad a aquel que ya la había tenido. Te olvidé envolviéndome por completo en quien sería sólo un accesorio así como yo para él.
Sufrimos.
Lloramos por nuestra fantasía perdida ante una realidad lejana a lo que siempre soñamos. Pero se debe de ser firme en nuestras decisiones.
Intenté.
Me resistí a recordar mis verdaderos sentimientos hacia tí mientras hacía lo que estaba en mis manos para hacerlo feliz. Él lo había dado todo por mí, yo tenía una deuda que pagar.
Me besaste.
Dejaste salir todo aquello que por años defendiste con garras y dientes. Me habías entregado a mí tu felicidad y tus sentimientos, algo que a nadie más le diste. Me diste el regalo más grande. Pusiste en mis manos la culpabilidad, mas nunca me arrepentí.
Caí.
Por obvias razones no tomó tiempo darme cuenta de que él era simplemente alguien más. Aunque lo quisiera, aunque nuestras vidas estuvieran enlazadas en muchos puntos, aunque él era el tipo de persona que siempre esperé; eras tú quien me hizo abrir los ojos. Pero había aprendido ya a no esperar más de tí, se había vuelto parte de mí.
Llegaste y lo dejamos ser.
Existió de nuevo un nosotros, un sentimiento que nunca creí sentir, un momento de mi vida que existía solo en mis sueños y era intocable, prohibido.
Después de tantas lágrimas, decepción y espera, aquí estamos.
Como pequeños infantes explorando sentimientos ajenos. Nerviosos de lo que pasará el siguiente día. Enamorados, emocionados, aterrorizados.
Moviendo cada pie y músculo con el mayor escrúpulo para no errar.
Y yo sé, amor, que no merezco tanta belleza, que no deberías de estar a mi lado. Que contraataqué tus merecidas dudas. Pero aquí estás de igual manera, con esa mirada saltarina que me ha traído aquí, dándome protección. No encuentro manera de describirlo.
Eres todo ahora. Sé que aún teniendo al mundo entero en mi contra por haber lastimado a quien tenía buenas intenciones, si estás tú aquí, no hay manera de sentirme mal, no hay manera incluso de recordar algo que me ponga mal.
Y es que no hay mejor regalo que verte sonreír de nuevo, sentir de nuevo tu apoyo y compañía.
Pase lo que pase marcarás mi vida. Todos ustedes son las maravillas de mi mundo, lo han sido aún a kilómetros de aquí y nunca dejarán de serlo. Pase lo que pase siempre encontrarás en mí un lugar al que le puedes llamar hogar. Haré lo imposible para hacerte sentir mi cariño. Nunca te dejaré caer, amor. No hay duda de lo que siento por tí.
Y debo seguramente hacer mal para dejar mi mundo en tus manos, pero eres todo lo que amo.
Gracias a tí he crecido cada día.
Dios sólo sabe la manera en la que te he amado.
Por ahora, amor; descansa y no tengas miedo a confiar en mis palabras.
A pesar de todos los puntos que me hacen culpable, prometo que soy capaz de caminar hasta donde el final comienza.
Prometo cuidaré de tus sentimientos, como espero también que tú cuides de mí.
