Un Cuento Triste
Como todas las tardes Amelia tomaba un baño y después se sentaba frente al espejo para arreglarse por horas, sacaba una gastada caja de pinturas, un labial carmesí y un par de pequeños aretes que trataba con extremo cuidado, el brillo de estos era tan intenso como el amor que le tenía al muchacho que se los había obsequiado, ese mismo para quien se embellecía todos los días.
Después de ponerse el mejor de sus vestidos, se sentaba junto a la ventana a escuchar el timbre que anunciaba la hora de salida de los empleados de la fábrica, entonces su corazón latía más rápido, pues sabía que su amado venia corriendo a su encuentro, trayendo entre sus manos alguna flor silvestre que recogió en el camino o un detalle elaborado solo para ella en su clase de carpintería.
Amelia esperaba con total ilusión, sin apartar la vista del camino, pero con el paso de las horas, su sonrisa se marchitaba, las lágrimas brotaban y terminaba con el corazón hecho pedazos, hasta que el cansancio la vencía, haciéndola dormir recargada en la ventana. Entonces dos chicas entraban en la habitación, la tomaban con cuidado entre sus brazos, para llevarla a dormir a su cama; le ponían una cómoda pijama, quitaban los adornos de su cabello, desmaquillaban tiernamente su rostro, y finalmente guardaban nuevamente los aretes en su lugar especial.
Una de las chicas sonreía mientras besaba el arrugado rostro de Amelia, y la arropaba con cariño; mientras que la otra dejaba notar una mueca de desacuerdo& ambas chicas salían de la habitación en silencio y apagaban las luces, para después entrar en una acalorada discusión. La mayor insistía en contarle la verdad a Amelia, decirle que el chico jamás vendría, que había muerto años atrás, la otra en cambio, pensaba que no le hacía daño aquella ilusión, pues lo olvidaba todo mientras dormía y al siguiente día, despertaba muy contenta para esperar de nuevo a su amor.
Finalmente, las dos daban un respiro y seguían con las cosas tal cual eran, pues ambas amaban mucho a su abuela Amelia.
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Remi
Que bella historia Davinia, me gusta como la has contado, muy triste al final, aún con su trastorno no olvida el amor que sintió por ese chico.
Un saludo y bienvenida.
01/11/17 11:11
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Chay
Para Amelia,siempre será su gran amor,el amor de su vida....Yo sé muy bien cómo siente ella,estoy dentro de su piel....Hermoso,Davinia.Un saludo.
01/11/17 02:11
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Axiddonnoc-0676
Comparto todo lo que hay escrito en este texto.
Laura
01/11/17 02:11
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Oliviaferrer
Muy bonito. Es triste ver a una persona que ya no es consciente de la realidad, pero más sería que dejase de vivir porque le han quitado su única ilusión.
Un beso.
01/11/17 04:11
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Mujerdistinguida
Una maravillosa historia, verdadera, porqué el amor es tal como lo cuentas.
Elisa.
01/11/17 10:11
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Azuldiferente
Nos metemos en tu piel, y sabemos de lo que hablas.
04/11/17 05:11
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Sebastiana
Me ha encantado, hace poco vi la película "Con la magia en los zapatos"en ella hay una escena muy parecida a esto que has contado, la película para mi tiene magia, esta historia también, un saludo.
15/11/17 09:11
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Bierrodot
Debo ser sincero: a veces los ancianos se vuelven tercos e insoportables. Se encierran en una ilusión obsesivamente, porque su cercanía a la muerte los presiona a darle sentido a sus últimos posibles días.
Los ancianos no son tontos. Saben fingir y manipular. Yo lo viví con mi abuelo; un ser tan odioso y controlador. Él fue el asesino de mi abuela.
19/11/17 03:11
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Francuer
Solo le falta una cancio para acompañar!!
24/11/17 03:11
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Voltereta
A veces en lo más recondito de la memoria es donde se vive lo más hermoso de nuestra vida.
Bonita historia.
Un saludo.
25/11/17 11:11
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Leox
La nostalgia es ese recuerdo que se presenta desde el pasado con un nombramiento emotivo y con un significado vitalizador del presente.
Muy bonita historia. Un saludo cordial
28/11/17 12:11
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Jarraddavab-8040
Gracias a todos y a todas por comentarme.
Davinia.
30/11/17 02:11
