Son trece y la mala suerte, se hace presente y evidente en tu camino y el destino te dice persíguela hasta donde la alcances y haz las paces, reprime tu ego, vuélvelo ciego a recuerdos atrofiados, despiadados y lindos, mundos raros que sin reparos nos tiene separados, desvelados y desgastados a esta hora no siento mejora al descargarme sobre esta hoja y la paradoja me dice que no lo intente se arrepiente y me miente en la cara, es una cosa rara que utiliza mascara la muy avara de forma clara me hace ver que escribo una canción de amor sin que mi alma se sienta enamorada, pero te había jurado 14 versos de amor y una canción desesperada en tu morada cantada desde el fondo de mis entrañas y me extraña que las patrañas las crees sin preguntar ni cuestionar el ejecutar de mis acciones; sin regalar bombones, ni chocolates, yo prefiero que me mates pero de alegría, que me duela la panza de tanta risa y que la prisa se vaya entre la brisa que hoy moja mi cara; te despierta te saca del sueño donde eres el dueño de tu alma y sales a pasear al mar o a las estrellas, destapas botellas llenas de coraje y molestia que a la luz del medio día le das la bienvenida a lo que llaman el resto de tu vida.
Me cae que yo no podría perdonarla; tal vez por eso me va mal; me cuesta trabajo perdonar. Soy medio ojete en ese aspecto, aunque regresara conmigo ya no reiría y estaría como seco o hueco. Esta cada vez mejor; a ver como rematas.
