Camino con la determinación
de los resacosos que viven
el sueño de este país;
atravieso pompas de jabón
cuando los niños piden
pétalos de flor de lis.
Dejo atrás sueños infantiles,
certezas más que febriles
y caminos que quemaron mi fuego.
Siguen tratándome de usted,
cuando les he recordado otra vez
que no quiero ser rey de los ciegos.
Puedo jurar y prometo
que buscaré nuevos retos.
Si desaparezco, nuevamente,
hundido en mi propia miseria,
dejaré que cunda la histeria
y me perderé entre la gente,
encenderé una chispa de miedo,
causaré el caos sin querer
(aunque en el fondo queriendo);
y cuando todos estén durmiendo,
saldré a pelear por ellos.
Me juzgarán por lo que no pude hacer,
me purgarán por lo que no he hecho,
me dejarán libre por parecer
entre los malos el mejor de ellos.
Y volveré a empezar,
en esta ciudad gris acero,
y volveré a intentar
escapar del agujero,
enterrar el pasado,
sepultar el pozo de Lázaro,
y pasar la criba.
Para que sea otro desgraciado
quien lo escriba.
Pero ahora voy un paso por delante,
y todo lo que he contado antes,
nunca se hizo realidad palpable.
Superaré las pruebas que hagan falta,
quebraré cualquier espalda
y nunca más seré culpable.
->Firmado: (proyecto de) poeta anónimo número 12, a mediados de agosto del último año de todos...
