¿sobre un Tren?
Ariete de cuatro vagones,
que rompen el aire con su luz.
Personas que se esconden,
complejo de avestruz.
Idiotas que suspiran,
ojos, que sospechan,
de insomnes que vacilan.
Párpados que acechan,
sueños que no chillan.
Pisadas que nunca suenan,
monstruos que no frenan.
Que escupen gente a las tinieblas,
que navegan en la cochambre
y se tragan a muertos de sed.
Que sienten en sus piernas,
los restos de muertos de hambre,
al mismo infierno una y otra vez.
Espíritus acabados,
sojuzgados,
por la mano de un dios cruel.
Serpiente de necios,
que con total desprecio,
no rinden pleitesía a tu poder.
Ya llego, se acerca mi hora de bajar.
Lamento dejarte en este momento,
-cuando toda tu boca reluce-
mañana mejor, y siempre más.
El respeto que me induces,
no es vinculante al sentimiento,
que agarrado a ti experimento,
cuando bailo siguiendo tu vals.
Sinuoso juego de seducción,
con la melancolía del destino.
En la calle estará el cielo,
del color de la sangre azul,
veré como sale el sol por Estambul.
Me peinaré la raya en el pelo,
saldré de aquí con estilo,
olvidaré tu ritmo de dragón.
Nunca encontraré la solución.
