La noche era templada, un otoño caliente, las noches sofocantes, daban la sensación de un verano eterno y titiritero.
La sensación de vacío y de incredulidad era potente, no sabía a donde mirar, si miro al futuro, parece que no hay, si miro al pasado, me parece que lo inventé, no lo siento, y el presente? Uufffff, el presente es como un tobogán empinado, con esa sensación en el estómago, como de algo que va a suceder y no sucede, por lo que los planes se disipan en la niebla del miedo.
Voy y vengo sin rumbo, sin saber a qué he venido, o a donde puedo ir.
Las presiones cercanas me encierran en mi, y mi yo ya no sabe dónde meterse.
Si me da un golpe, me deja en el sitio.
Y si me escapo, muero de angustia y miedo.
Entonces,,, que hago?
Me voy a la guerra?, Como Mambrú, que dolor que dolor, que pena.
No se cuándo vendré, si por la noche, o por la Navidad. Do re mi, o por la Navidad.
Esta era una canción de niños antigua, que narraba las andasas de Mambrú, que se fue a la guerra, y nadie sabía cuándo vendría,
La confusión es total, de tal manera que ni ellos saben el siguiente paso a dar, lo voy a saber yo?
Quién me iba a decir a mi, lo que vería en el futuro, si mi abuelo lo viese!!!
Creo que ni el se lo creería.
Tantas angustias en tan pocos años, y con la mosca congojera dando por saco, es de chiste, pero es real.
En fin, como suele decirse,,,,, que sea lo que Dios quiera.

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