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Marcha Fúnebre

"Tengo las quemaduras, rasguños y aun en mi memoria sus gritos de agonía y largo dolor, que paso mientras atada de pies y manos con cadenas de acero, era torturada con suma crueldad, mientras sus ojos lloraban el mar de lagrimas que ahora y nunca más estos derramaran, pero todos sabemos cuan dolor sufrió estando en vida, con su familia, con su diario vivir, y no se si maldecir a dios o dar gracias a el por llevársela, a veces dudo si esta muerte es tan lamentosa como lo es, su dolor esta en cada uno de nosotros y en las palabras que dijo antes de morir, pero se que sufrió aun mas en vida al verse rechazada por cual hombre ella se enamorase y diese todo por el, y se cuan más sufrió en vida en su familia, la discriminación de su madre y su obsesión por tener una hija delgada, mientras esta, como una esponja en el agua de palabras e ideas, absorbió tal ideal de su madre, hasta convertirlo en la perpetuidad de su diario vivir frente a un espejo, un reflejo...
Aun siento el fuego arder en aquella fabrica, ver tal calor sumándose al ya caluroso verano, hirviendo aceites y líquidos inflamables, el alcohol que posaba intranquilo a nuestros pies, y aun siento como esas cadenas tomaron mis manos y yo a ellas para arrancarlas de las muñecas de mi amiga, mi hermana, mientras gritaba por el dolor que sentía y parecía no tener fin, pero sus lagrimas fueron más que el dolor físico, fueron por el dolor de ver a la muerte frente a sus ojos y no poder decirles adiós."

Y todos de negros, rodeando el ataúd, contenían sus lágrimas mientras el calor abrasador los rodeaba bajo el veraniego catorce de febrero. Y este baja fúnebremente mientras todos aquellos ojos se posaban sobre tal trozo de madera, que vacío bajaba, pues su cuerpo no sobrevivió, murió quemado y rostizado en la fábrica donde su dolor fue esparcido e incinerado, y luego destruido para no dejar rastro de tal tragedia...

Y la música fúnebre se escucha a lo lejos, en la mente de cada ser, sin cantantes ni piano de cola, una sinfonía cae sobre las cabezas, y la marcha fúnebre da comienzo a la próxima vida de un muerto ser, y al continuar pausado, de quienes la vieron crecer.

--El señor es mi pastor, nada me falta, en verdes praderas me deja recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y me prepara respuestas (…) santificado sea su nombre y su gloria sobre la tierra y se lleve a esta alma lejos de aquí…que la cuida y la proteja, y sobre su mano derecha la deje descansar (…) En nombre del padre…--
Saiuru28 de enero de 2009

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