Así Todo El Tiempo.
Los ojos son el espejo del alma, que se rompen desde dentro a base de gritos que no salen por la boca.
Un cantante de ópera que se corta por la mitad con la copa que él mismo ha roto
Mi cabeza implosiona y los vidrios de mis ojos se clavan por todo mi cerebro, me aprietan las sienes y las facciones se contraen.
¿Qué pasa cuando ya no son espejos y se convierten en fuentes?
Fuentes de mi vida para otros, que me dejan sin ella.
Está lloviendo y una vez más no tengo paraguas, ésta vez estoy cansada de fingir que me gusta bailar bajo la lluvia, de fingir que me muevo como pez en el agua entre el caos.
De un tiempo a esta parte tengo miedo, he bañado mi corazón en hierro y ahora no sé como quitármelo.
Y corro como una loca, huyo me escapo, te esquivo, me esquivo.
Crees que huyo de ti e intentas atraparme, cuando lo único que hago es intentar huir precipitadamente de mí.
Todo el tiempo.
Hasta que tú te vayas.
Hasta quedarme sola.
No he dejado de hacerlo, te tengo miedo a ti, pero más miedo me tengo a mí.
Tengo tanto miedo que yo misma lo rompo antes de que me rompa.
Así todo el tiempo.
Hasta quedarme sola.
Mi criptonita soy yo misma, yo contra mí.
Contra mi propio autosabotaje.
No sé qué me ha pasado pero me arrancaría el cerebro, y en mi jodida cavidad craneal metería tu foto.
Necesito silencio, necesito dejar de pensarlo todo.
De crearme escenarios ficticios que solo me hacen daño a mí.
De echarle las culpas a otros de lo que me duele.
De decirle a todo el mundo que yo misma soy lo que más quiero y no necesito que nadie lo haga por mí.
De todas las cosas que odio en el mundo la primera soy yo, que me hago mucho daño, y a veces, intento abrazarme. Pero no se siente tan bien como cuando lo haces tú.
Qué difícil es vivir en un cuerpo sin límites, donde el único límite soy yo.
