El golpe es duro. Babeo abundantemente, mis ojos están vidriosos y la vaselina me arde en la cara.
Me tiembla la mano izquierda, mi guardia. Sólo necesito un minuto para recuperarme, pero no cesa el
h...
¡Yacko! ¡Yacko!, me gritaba apurada Elbita desde la calle. Yo hacía mi tarea, pero ya la esperaba,
sin embargo, siempre era emocionante el llamado del deber. Cerré mi cuaderno de matemáticas, pegué
u...
Una Lagartija que vivía en la grieta de una pared, soñaba convertirse alguna vez en dinosaurio. Este
sueño se despertó en ella porque un día, mientras paseaba por el jardín, se le ocurrió entrar a la
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