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Contemplándola

Se estiraba para de algún modo u otro revisar apuntes. Hacer como que estaba interesada en la clase, captar el comentario insignificante de una de sus compañeras; arqueaba la espalda. Dejaba vislumbrar desde sur las laderas del coxis que se convertían en las sempiternas ciprias de las cuales eran revestidas sus caderas, por los contados interiores que usaba, para el paseo por los pequeños escondrijos que se formaban de mesa en mesa o en los pasillos iluminados por espejos, que revelaban las proféticas andanzas de una deidad encarnada y nombrada como Ana.
Velasco09 de abril de 2008

2 Comentarios

  • Velasco

    Lo sé. Medriocre ¿no?

    09/04/08 03:04

  • Shadow

    Y, bueno, te dirè: nos has malacostumbrado a cosas que estàn muy por encima de este escrito ( ¿sempiternas ciprias? ) asì que no te queda màs remedio que volver a escribir tan bien como sabes hacerlo.
    Un Abrazo.

    09/04/08 04:04

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