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Eiengemu - Combate Fraternal (capítulo 2)

Lo último que los ojos de su cuerpo vieron fue la cara de su hermano Shinjin,
sonriente y ya con los ojos cerrados, para pasar a un pequeño sueño oscuro y tras
pasar unos pocos segundos, abrir los ojos de su mente. Hacía ya un tiempo que Satsu
no se sentía así, por haberse ausentado tanto tiempo del mundo de Eiengemu, pero
siempre que volvía a entrar, sentía una calma interior que calentaba su corazón y
le hacía sentir como en su propia casa, cómodo y tranquilo.

- Bienvenido a Eiengemu, Satsu. Estoy escaneando al rival, espere por favor.-
Dijo la voz de una mujer, en la mente de Satsu. Era la voz virtual del juego, un
simple asistente informático que te ayuda a guiarte y te facilita las opciones. Sus
padres bautizaron a este asistente como Ninfa, unos cuantos años antes de que naciera
Satsu.
- Enemigo escaneado.- Concluyó la voz de Ninfa.- Shinjin, nivel dieciocho,
especialidad en sable y poderes de elemento oscuro. Nivel base de poder, cincuenta.
- Vaya, un poder de cincuenta ya, y solo ha alcanzado nivel dieciocho, este
chaval si que promete. Carga mi perfil, Ninfa.- Dijo Satsu al vacío azul, la nada
absoluta de ese mundo.
- Sí señor, espere por favor.

Satsu se quedó mirando la sala sin fondo, con suelo y techo recorriendo la
infinidad de la vista, totalmente hecho de baldosas de un color azul claro. Para Satsu
era impresionante entrar en esa sala, siempre se quedaba fascinado con la inmensidad
del lugar, aunque supiera que era todo digital.
- Satsu, nivel setenta y cuatro, especialidad en sable y poderes
de elemento oscuro. Nivel base de poder, trescientos diez.- Decía Ninfa mientras el
cuerpo digital de Satsu se cargaba sobre el suyo propio en el gran espacio infinito
azul. Tras apenas cinco segundos, Satsu pudo mirar su cuerpo. Una armadura de samurai antigua de color negro, un casco oscuro con el rostro enmascarado con apenas unas rejillas para respirar y unas grandes astas. Una katana larga en el costado izquierdo de su
cintura y otra bajo ella, más corta, guardadas ambas en una funda de color negro con decoración en morado y atadas con una cuerda roja al cinto.
- Tan cómodo como siempre -decía Satsu mientras daba unos saltitos.- Gracias,
Ninfa.-

Una barrera casi transparente se formó frente Satsu y tras ella, empezó a
formarse el cuerpo de Shinjin. Bajito y ataviado con prendas de tela oscura y roja,
y al igual que Satsu, dos katanas, una más corta que otra, atadas al cinto; en cambio,
no llevaba ningún casco, sino que dejaba una reluciente calva tatuada con tribales
grises.
-¡Vaya! ¡Hermosa calva!- Dijo Satsu mientras estallaba en una sonora carcajada.
- ¡Cualquiera diría que tienes nueve años!
- ¡Cállate! Aún no tengo bastante nivel y soy muy joven, mi perfil virtual
apenas ha madurado. Ya seré más vistoso cuando crezca. Vamos Satsu, ¡Desenfunda!- Gritó
finalmente Shinjin, olvidando las burlas de su hermano por el aspecto de su perfil y
concentrándose en el juego.
- Está bien, está bien, tranquilízate.. Ya puedes empezar, muéstrame que has
aprendido.- Dijo mientras se cruzaba de brazos.

- Que empiece el combate.- Dijo la voz de Ninfa, resonando en todo el vacío.
La barrera casi transparente se abrió por la mitad sin hacer apenas ningún ruido y Shinjin tomó la iniciativa.
- ¡Allá va!- Gritó mientras desenfunda la katana. Puso el mango
de la katana sobre su cabeza y la hoja vertical hacia arriba.- ¡Umbra flare!-
Volvió a gritar mientras bajaba la katana dando un tajo vertical al aire y allá
donde la hoja cortaba, saliá un poder oscuro, de un color entre negro y morado apagado.
La ráfaga de poder oscuro salió disparada hacia Satsu, que permanecía con los brazos
cruzados.
- ¿¡Pero qué haces!? ¡Páralo, Satsu!- Gritó Shinjin asustado, al ver que su
hermano permanecía inmóvil. Pero la ráfaga impactó en el cuerpo desprotegido de Satsu,
provocando un cúmulo de humo alrededor. Shinjin quedó paralizado, quizá lo había
conseguido, al fin. Decían que los niveles y el poder no siempre contaban para ganar,
¿porque no iba a poder ganar él a su hermano mayor? Pero su ilusión desapareció rápido,
tan rápido como lo que tardó Satsu en salir a través de la humareda.
- ¿Aún necesitas gritar el nombre de tu habilidad para poderla hacer? Vaya,
esperaba más...- Dijo con ganas de provocar, aunque en su interior sabía que era algo
normal para el nivel de su hermano.
- ¡¿Qué?! ¡Satsu!- Gritaba el hermano menor, provocado por el mayor y colérico
por la ilusión perdida, mientras se abalanzaba contra el samurai de armadura de cuero
negro que todavía no había siquiera desenfundado.

Los hermanos pasaron varios minutos enfrascados en la lucha; Shinjin golpeando
con su katana a su hermano mayor y éste, esquivando cada uno de esos golpes con
la sutileza. Hasta que finalmente, algo que Satsu no se esperaba hasta pasados varios años, ocurrió en esa sesión de entrenamiento. La punta de la katana de Shinjin golpeó el casco de Satsu, que retrocedió unos pasos mientras Shinjin se quedó paralizado, emocionado mirando como su hermano, hasta ahora intocable para él, retrocedía herido.
- ¡Vaya! Esa si que ha estado bien, vale, veo que ya has calentado.- Decía
mientras se quitaba el casco de samurai. Una larga melena de color negro muy oscuro hasta
la cintura cayó tras la espalda de Satsu. Al girarse dejó al descubierto el rostro
de su perfil, el que hacía tiempo que no mostraba, un rostro que parecía haber sido hermoso en algún momento pero que ahora estaba marcado de cicatrices tras la cantidad de combates.
- Ahora me toca.- Concluyó mientras desenfunda su katana larga.
- Vaya...- Dijo el hermano menor, algo atemorizado. Cierto era que Shinjin, a pesar de su corta edad, también era uno de los mejores luchadores, siempre en comparación con el nivel, de toda Robba, que aunque hubieran pocos habitantes, eran bastante competentes, pero cuando se trataba de luchar contra su hermano, claramente superior, sentía el ardor de la inferioridad y no deseaba más que luchar y luchar para poder llegar a combatir junto o contra él de igual a igual.
- Voy a nombrar esta técnica de oscuridad, sólo porque tú, al ser mi hermano,
también algún día necesitarás llamarla. Compartimos sangre, compartimos padres y
ancestros, compartimos hermana, compartimos espacio, aficiones y tiempo, por todo eso
y más, compartimos katana, oscuridad y físico aquí en Eiengemu, lo entiendes, Shinji?-
Dijo Satsu mientras se acercaba a paso lento hasta su hermano y ponía su katana
horizontal ante él.
- Si, si, lo entiendo... Somos hermanos, parecidos en vida real, por eso
también nos parecemos aquí, es fácil...- Decía Shinjin tartamudeando mientras
retrocedía lentamente, cada vez más nervioso.
- Por eso... Escucha atentamente este nombre... ¡Kinzoku Obscura!- Gritó
finalmente, invocando una llama negra alrededor de sus brazos, que empezó a deslizarse
hasta las manos, pasar a el mango y finalmente expandirse en la hoja del sable, dando así la impresión de que Satsu estaba en llamas negras desde los hombros hasta el final de su sable.
- ¡¿Qué?! ¡¿Que és ese fuego y esa aura?!- Dijo completamente asustado el
hermano menor.
- La oscuridad que habita en todo el mundo, aquí acumulada, en el filo de
mi sable, lista para destruir todo lo que yo quiera.- Dijo mientras esbozaba una
sonrisa siniestra, aunque en realidad se estaba divirtiendo bastante asustando a su
hermano y no lo hacía más que para jugar.- Lo siento, Shinjin, ya debe de ser hora de
ir a la universidad, tengo que terminar esta partida.
- ¡Pero..!- Fué lo último que la boca de Shinjin pudo articular antes de que
la técnica de su hermano le partiera en dos desencadenando una inmensa columna de humo oscuro de color negro, partiendo así carne y hueso... Aunque virtual.
Viento27 de agosto de 2015

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