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El Piano Sabe Algo que tu No (capitulo 8)

Capitulo 8. Decisiones. 2Da parte


Llegas a la casa que te resguardo por casi veinte años, tocas el timbre y ese molesto sonido aparece. Te abre la puerta alguien del personal de servicio. No saludas, no te han educado para eso, pero eso ¿no es una grosería?
Recorres los pasillos en busca de ellos, pero nada. Que bien. Te has decidido a hablar y no están, desperdician su oportunidad, ya que solo hablaras una vez.
- Joven Iero, su familia lo espera en el salón.
- Bien.
Subes las escaleras tranquilamente, no tienes prisa. Solo dirás “tengo pareja” y te iras. En el camino te reirás de las caras de desconcierto que pusieron todos en ese salón. Llegaras a casa y hablaras con él, si es que sigue ahí, esperas que si.
- Hola…familia. – Dices de la forma más cínica que pudo haber surgido de ti.
Te miran con desprecio, tristeza y arrepentimiento a la vez. Te sientas en el sillón mas grande de la sala, esperando a que alguien abra la boca, pero nada. El silencio predomina en el lugar. Te sientes incomodo por dentro, pero la seguridad irradia en tu rostro. De nuevo esperas a que alguien hable.
- ¿Nadie tiene algo para decir?
De nuevo todas las miradas sobre ti, tu madre, tu padre, tu abuelo y una de tus tías, sabes que le encanta el chisme, así que no podía perderse el “masacre Iero”. Tu solo sonríes al notar su cara de interés sobre ti, esperando a que digas algo sobre tu homosexualidad, para después salir corriendo a contárselo a sus vecinas y que ¡toda Inglaterra se entere! Señores y señoras: Frank Iero es gay.
- Yo si.
Habla tu madre, poniéndose de pie frente a ti.
- Entonces…habla.
- ¿Por qué lo hiciste?
- ¿Hacer que?
- No seas cínico Frank, sabes de lo que hablo.
Las lágrimas comienzan a correr por el rostro de la mujer que se encuentra de pie frente a ti. Sientes lastima, tu meta nunca fue ver a tu madre llorar. Te pones de pie frente a ella y la abrazas como nunca se te hubiera ocurrido hacerlo, parece que ella duda en devolverte el abrazo, pero a fin de cuentas de lo hace.
- No fue algo que yo hubiera deseado, solo se dio.
- Puedes curarte, te llevaremos al mejor psicólogo del país.
- No madre, no es una enfermedad. Entiende.
- ¿Qué es lo que quieres que entienda? ¿Que mi hijo jamás me dará nietos? ¿Qué jamás lo veré caminar hacia el altar con una hermosa mujer, que en verdad te merezca? ¿Eso es lo que quieres que entienda?
- Solo piensas en ti, ¿Qué ha de mi? ¿No te preguntas que es lo que yo siento?
Te has separado de ella bruscamente, escondiendo tu rostro entre tus manos, esperando que nadie note que estas llorando, muy tarde…tu cinismo se ha ido, dando paso al remordimiento, deseando algo que jamás pensaste que desearías: nunca haber conocido a ese ser que te quito el sueño, pensando que él es el culpable de lo que esta pasando y que si no lo hubieras visto ahí sentado, alumbrando el lugar con esos ojos, serias normal.
- Veo que ya es muy tarde.
- Madre, solo quiero que entiendas…que no dejare de ser tu hijo.
- No quiero un hijo así.
- Entonces, ¿Qué era lo que tratabas de decirme con tus mensajes? Querías que viniera, ¿para que? ¿Para humillarme más? No quieres un hijo así, perfecto, no soy tu hijo.
La furia que sientes hacia ellos se arremolina en tus mejillas, poniéndolas de un rojo intenso. Llegas a tu casa, rompiendo todo lo que se encuentra a tu paso. Tenias que hacerlo, tenias que decidir entre ellos y…y él. Y lo tienes todo muy claro, por nada del mundo dejaras que te lo quiten.
Un dolor punzante e insoportable se apodera de tu cabeza, ahí va de nuevo, toda la habitación comienza a dar vueltas, todo se vuelve negro y esas voces que tanto daño han causado vuelven, obligándote a hacer cosas que no quieres, pero son mas fuertes que tu, no tienes voluntad frente a ellas. Ahora todo se vuelve blanco y miles de bultos negros vuelan a tu alrededor, quieres despertar, pero no estas dormido. Duele, y mucho, no es físico, es mental, pero ¿Qué puedes hacer?
La gente pasa y te ve luchando con nada, han de pensar que estas loco, pero ellos no lo saben, no saben atormentado que te sientes, un calor que ahoga y un frío que congela hasta tu sangre, tiemblas, no sabes si es por el miedo o por el frío que sientes.
Se han ido, pero tu sigues ahí, sin saber quien eres, ni en donde estas.
- Iré a verlo.
- No puedes, no te lo permitiré.
Sientes que algo te hace falta, una piel que se encuentra con la tuya y la reconozca, si tan solo supieras en ese momento de quien se trata. Su pudieras salir corriendo a buscarlo, pero tu cuerpo no te responde, ahora si sientes el dolor físico. Algo que jamás había sentido, ni siquiera en esos momentos en que te tomaban y te hacían sufrir sin piedad alguna. Todo esta en ti, en tu mente…o tal vez no. Escuchas la desesperación de los demás, pasos apresurados a tu alrededor. Desearías saber en donde estas, abrir los ojos y…pero no, no quieres darte cuenta de que tal vez todo lo que estas viendo en este momento es verdad, así que no lo harás.
- Frank esta en el hospital…


Jocelyn07 de marzo de 2009

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