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Condenada Cap. V

CAPITULO V

Esta tarde Lucía no estaba centrada en sus hijas. Su mente divagaba por un espacio y tiempo diferente al presente de sus niñas. En cosas que si lo hace con la suficiente sangre fría, puede solucionarlo todo. Le da cientos de vuelta a lo mismo, no debe fallar en ningún momento. Hay mucho en juego.
Las niñas lo notan todo y están más irritadas de lo acostumbrado, pero Lucía sabe cómo aquietarlas. Es una buena madre, sabe qué necesitan en todo momento sus retoños con sólo mirarlos. Para que no noten la hiperactividad de su madre, se sienta con ellas en la moqueta de todo a 100; y les cuenta un cuento.

Todo ha ido según lo había previsto. Se hizo dueña de la excitación de Beatriz y Olga y las encaminó, tras una ligera cena, a un tranquilizador sueño; acompañado de una sedante oración infantil. Lucía no cree en la religión. Cree que cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta de las enormes deficiencias que ésta arrastra desde siglos. Cree que nadie con un poco de lucidez, puede creer ciegamente algo creado por el hombre. ¿Cómo se puede creer en algo que está creado por un ser imperfecto por naturaleza? Tampoco es atea. Ella cree que las religiones en particular son como “manuales de las buenas formas”, y por lo tanto son intrínsecamente buenas. Pero de ahí, a creer que si no se es católica, musulmana, judaica o testigo de Jehová; irá directamente al infierno…pues le da un poco de risa. Pero piensa que es bueno que sus hijas crezcan pensando que un ser superior las va a salvar, sumando sus buenas acciones al final de sus vidas. Eso, como menos, hará que quieran tener más tantos positivos que negativos. Y por ende, las hará buenas personas.

Ahora sí podrá pensar en todos los detalles. Mañana es el día señalado. No lo puede dilatar más tiempo ya que las circunstancias aprietan, y además, mientras más tarde más nervios tendrá. Ahora la que reza es ella. Necesita que todas las fuerzas, de este mundo y de otros, estén a su favor. Para ella ese dios del que todo el mundo habla, no es otra cosa que una fuerza especial, como vibraciones que en su onda expansiva crean belleza o maldad, deformidad o bondad; dependiendo de la acción en el punto de su origen. Cierra los ojos, mañana es un día muy intenso.

Beatriz está nuevamente en el colegio y Lucía previene a Olga de los acontecimientos que van a suceder. Le cuenta que no se asuste por nada de lo que va a ver, mamá está jugando y le va a gastar una broma a algunos señores. Es un juego muy divertido, y seguro que después todos la aplauden. Más que para aplacar a su hija, lo hace para tranquilizarse ella. Nunca hubiera imaginado que sería capaz de hacer algo así, pero lo más importante para ella son sus hijas, y está por encima de cualquier cosa. Últimamente las niñas se quedan con hambre, y la impotencia en la madre aumenta las reacciones límites. Hubiera hecho todo lo que estuviera en su mano para evitarle esta escena a su hija, pero no tiene a nadie con quien dejarla. Está convencida que cuando crezcan, entenderán lo que hoy está a punto de hacer.
Lucía sale de la casa con un mantón largo, cubriendo gran parte de su cuerpo, a Olga cogida de una mano y una libretilla en la otra. Se dirige primero a la farmacia. Entra y nota cómo todas las personas que allí esperan su turno, se giran hacia ella. Espera. Se mira el reloj, van a dar las 12:30h. Si no se da prisa, pronto tendrá que dejarlo para ir en busca de la mayor de sus niñas. Se decide y saca la escopeta que tenía guardada bajo el mantón. Se había entretenido en cortarle los cañones con una segueta metálica y ahora parecía una recortada. Apunta directamente al farmacéutico y dice en voz alta:
-Vamos a ver si nos entendemos, si alguien intenta salir de aquí, o gritar; juro que le pego un tiro al farmacéutico antes de que pestañeéis.
-¡Qué quieres hija¡ ¿No tienes bastante con lo que traes, que además te quieres buscar la ruina? –Señalaba a la cría.
-Precisamente por ella lo hago, y además creo que es imposible tener más ruina que la que ya tengo. Así que vamos a ver. –Muy nerviosa comienza a leer una lista que tenía apuntada en la libretilla.
-¡Señora¡ ¿Me puedo ir? Es que tengo a mi niño malo y me lo he dejado cagando y…no vaya ser que…
-Cállese la boca. Haber pensado en él antes de dejarlo solo. Mira yo, robando y con mi hija.
-¡Ay¡ vale, vale
-Vamos a ver…necesito pañales, analgésicos, crema para los roces, muchos potitos…leche en polvo y todo el dinero que haya recaudado. ¡Vamos rápido! Y no vaya a darle a ningún botoncito, que lo estoy vigilando.
-¿Qué botoncito señora?
-El que sirve para llamar a la policía. ¿Crees que soy tonta?
-¡Vale¡ Espere un momento y ahora se lo traigo.
-¡No! Yo voy con usted. Y ustedes podéis irse, pero como le digáis algo a la policía…!mira que me he quedado con sus cara eh! –Dictamina a los testigos.

Se lo hace guardar todo en una caja grande y se marcha de la farmacia amenazando a los dueños, por si la molestaban. Sale de la farmacia mirando hacia todas partes y con la ayuda de un taxi, vuelve a la casa.

No puede creer lo que pasado, ha robado una farmacia, ha puesto en peligro a su hija, ha manchado su honor, y todo por ochocientos euros y unos pañales. Lucía llora desconsoladamente. El mundo se le echa encima y no puede hacer nada para evitarlo. Ahora sí que la ha cagado. Ahora sí que le quitarán las niñas. Ahora sí que la ruina es peor, porque lo ideal es robar un banco para solucionar los problemas de dinero; pero un banco ni es una farmacia, ni le quedan fuerzas para repetir la hazaña de esta mañana. Sigue llorando.



Continuará
© Francisco González Bretones 17 febrero 2009
El Arqueólogo
Peico20 de febrero de 2009

2 Comentarios

  • Nemo

    Se genera una situaci{on en la farmacia un tanto c?mica... su inexperiencia y tal vez, su inocencia la salva saliendo con ese dinero y con las cosas que pidi?... suele pasar, creo yo. Si ya pis? con un pie esos territorios, un banco, ser?a plantar los dos pies... o todo o nada...
    Saludos!, espero lo que sigue""

    24/02/09 04:02

  • Danae

    Resulta pat?tica esa lucha por la madre para ser dura y delincuente aunque sea con buen fin ... se nota que no es lo suyo, aqu? lo has contado de manera magistral salpic?ndolo de an?cdotas durante el atraco ... Sigo leyendo ...

    30/03/09 10:03

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