Se siente cenit, origen, camino y verdad. Tu aplauso, dulce caramelo, tu plagio, grueso orgullo. Jamás yerra, solo rupturiza. Ámele, si no, entonces guerra, su pluma contra tu risa. ¿Esfuerzo? No, solo cinco minutos a solas y ya está, una obra de arte, patrimonio mesiánico, revolución sin corrección.
Aplausenle los nuevos, siempre sabrá contonearse ante las reverencias, pero si le llegases tu a reirle, a la postre te ignora, burla, desprecia y violenta. Hórridos envidiosos, alejaos de su reino, que no hay y nunca hubo nada que mereciese más saña que la revelación definitiva del perfecto expositor. Besa sus pies.
Ay del florido, como se consume y retuerce, se dobla y redobla en su propia admiración, perdido en el estero de los peces enamorados, la dolorosa marcha final cargando su espejo, marchando a clavarse de pies y manos en su propia imagen y semejanza. Y dice sangrante: Dios, llorame hoy.
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Escritores en 150 palabras
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El escritor del cafe
El escritor severo
El escritor matematico
El escritor enamorado
El escritor celoso
El escritor narcisista
El escritor existencialista
El escritor espantado
El escritor aprisionado
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