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El Renacer de Los Muertos

Rumbo a “La Isla de los misterios” (Océano Atlántico)


- ¿Crees que habrá sido buena idea regresar? – decía Donny, mientras bebía un sorbo de su Gatorade rojo.
- Tal vez pienses que estoy loco, pero sé lo que es vivir ese infierno. No quiero que nadie vuelva a ser víctima de esos zombies malditos.
Los únicos dos sobrevivientes de aquella isla maldita, se encontraban en el vuelo 66, que los llevaría junto con cincuenta personas más, de regreso a la “Isla de los misterios”, donde aparentemente, los muertos continuaban con vida y con más hambre que nunca.
- Esa vez tuvimos suerte de salir con vida; sin que te ofendas, pero es la idea más estùpida que se te haya ocurrido. Sabes que jamás podré convertirme en un exitoso abogado, si es que unos hambrientos zombies me utilizan como su comida – insistía Donny, sabiendo que su amigo estaba obsesionado por volver a acabar con los muertos vivientes.
- Hace años que no creo en la suerte… si pudimos salir de esa isla, dándoles su merecido a esos malditos, podemos hacerlo de vuelta – expresó Mike, listo para una nueva cacería.
Una hermosa azafata rubia, de ojos azules, hermosos senos, y por sobre todas las cosas (dato plenamente interesante para cualquier inicio de situación) una gran sonrisa, se acerca a ambos y pregunta: - Señores, ¿desean servirse champaña? – A lo que Donny rápidamente arremetió respondiendo: - Quiero cualquier cosa que provenga de ti, ¿cómo te llamas? – pero la mujer solo dijo que volvería enseguida con la bebida.
La champaña era gratis, ya que el viaje era especialmente para todos los ganadores del concurso realizado por el Canal 4 de Boston; bueno, salvo Mike y Donny, los cuales pagaron especialmente para viajar como supuestos guías turísticos.
La hermosa muchacha regresó en exactamente 2 minutos y 26 segundos; sus hermosos senos se balanceaban como dos hermosos globos de cumpleaños recién inflados.
- Que disfruten la champaña chicos – decía la azafata, sonriendo nuevamente. Donny ve el prendedor que tenía en su uniforme, respondiendo: - Eres toda una bendición, gracias Arleene –
El viaje estuvo acompañado por una horrible tormenta, la cual dificultaba un poco llegar al lugar en el tiempo estimado, pero luego de varias horas, todos los pasajeros llegaron felices y con muchas expectativas al lugar de sus sueños.


“La Isla de los Misterios” (Algún lugar del Atlántico)

Luego de que los dos amigos enseñaran el primer vistazo del lugar a grandes rasgos, procedieron al hotel.
Mientras se dirigían al lugar, en un transporte que los estaba esperando cerca de la pista de aterrizaje, un joven de cabello negro, se acerca a los dos guías, diciéndoles: - Oigan, no es por nada… pero en este lugar debe haber mucha hierba, ustedes saben… plantaciones enteras de la mejor mierda que existe. Porque no traje mucho; creo que me alcanzará tan solo para tres o cuatro días – a lo que Mike, quitándose sus gafas de sol, respondió: - Créeme que hay cosas más sorprendentes que solo hierba – el joven se tomó la cabeza, fascinado por lo que acababa de escuchar; además de ser consciente de que ambos eran un tanto jóvenes para conocer tan bien en el lugar; aún así agregó: - Genial! Mi nombre es Robert, pero díganme Rob; odio mi nombre completo. Mis padres habrán estado drogados para ponerme Robert Damien Taylor Moon, es demasiado largo para alguien que la mayor parte del día ni siquiera recuerda el nombre de todas sus ex novias –
El pequeño ómnibus estacionó enfrente al “Raconteur Hotel”, con suficiente espacio para que cada persona disfrutase de su magnificencia. Pero no todo cerraba completamente.
Mike se acercó a Donny, diciéndole en el oído: - Es imposible que en un año hayan construido un hotel más grande que el anterior; es como si nada hubiese sucedido. Aquí todo está perfecto, ¿no te parece extraño? –
- Bastante; dejemos nuestras cosas en la habitación y vayamos por un trago, yo invito – respondió el siempre optimista Donny, el cual ya había cambiado su idea negativa de haber vuelto al lugar.


Esa noche

Todos los ganadores, junto a los guías, se encontraban sentados en una larguìsima mesa, contemplando y saboreando una deliciosa cena, ofrecida por el hotel, el cual brindaba las mejores atenciones.
Rob disfrutaba del manjar con mucho apetito, probando casi todo lo que estaba servido en la mesa.
- Oye amigo, creo que la hierba te dio un poco de hambre – decía Donny, mientras bebía un trago de su limonada.
- Ni que lo digas; es mi primera comida en todo el día. Paso tanto tiempo fumando esa cosa que no me acuerdo de comer; bueno, por lo menos hasta que empiezo a escuchar el típico ruido de bombardeo a Irak que está en mi estómago, jajaja – respondió el muchacho, con la boca semi llena.
Luego de terminar la comida, uno de los ganadores, de nombre Steve, se levantó de su asiento, tomando su vaso y un tenedor, con el cual golpeó su copa de vidrio diciendo: - Presten todos atención. Quiero que hagamos un brindis por estar en este maravilloso lugar, disfrutando de tan hermosa cena y, si me permiten, con tan hermosas mujeres para compartir – idea que todos secundaron, alzando sus copas y brindando por el grato momento que vivían.
Tras la deliciosa cena, cada uno se dirigió a su habitación, a disfrutar de las comodidades y descansar un poco, ya que al día siguiente comenzaría el recorrido a los lugares más exóticos de la isla.
Mike y Donny se encontraban mirando televisión en su amplia habitación, cada uno con una cerveza en mano, despiertos la mayor parte del tiempo por si alguno de los viajeros necesitaba algo. En eso, escuchan que alguien golpeaba la puerta repetidas veces, diciendo: - Chicos, soy yo Rob, ¿puedo pasar? –
Ambos dejaron entrar al joven, el cual desde un comienzo, tuvo muy buena relación con los dos, entrando en una confianza casi absoluta.
- Oigan, traje algo de hierba. Es de la buena, créanme; ¿quieren un poco? – decía entusiasmado el muchacho.
- Gracias, pero no creo que sea buena idea; somos los guías de este viaje, y si estamos drogados, dudo un poco que nuestro rendimiento sea el más óptimo – respondió Mike, rechazando la propuesta.
- Viejo, suenas como un maldito doctor o algo así. Olvídalo, hoy no tenemos más nada que hacer. Vinimos para disfrutar igual que todos, así que amigo, puedes prender esa pipa cuando quieras – agregó Donny, apoyando su cerveza sobre la mesa de luz.
El joven empezó a cargar la pequeña pipa de bolsillo, sacando una enorme bolsa de su mochila, la cual tenía mucho más de lo que anteriormente había dicho.
- ¿Todo eso tan solo te alcanza para tres o cuatro días? – preguntó Mike, riéndose al mismo tiempo.
- Antes podía llegar a durarme una semana, pero desde que empecé a darme cuenta que era mierda de la buena, la fumo todo el maldito día, es increíble – respondió Rob, muy concentrado en el proceso.
Aún sonriendo, Mike fue hacia el baño, se lavó un poco la cara en el hermoso y brillante lavatorio, para regresar junto a los otros dos, los cuales ya estaban disfrutando de la pipa.
Sentándose de nuevo en la cama, Mike preguntó: - Entonces, ¿de dónde eres Rob? – a lo que el muchacho, largando bastante humo por la boca respondió: - Soy de Pasadena… pero hace tres años vivo en Boston; quería entrar a Harvard, pero terminé yendo a St. Brown, la peor universidad de Norteamérica. Hay buenas chicas, todas ahí se drogan. Vaya!! recién ahora me doy cuenta por qué estoy allí, jajaja -
Tomando nuevamente su cerveza, Donny dijo: - Eres de California amigo, brindo por eso – tomando un sorbo y pasándole la botella al joven.
Mike se levantó nuevamente de la cama y se dirigió hasta el pequeño refrigerador que tenían en la habitación, sacando un par de cervezas más.

15 minutos después…

Mientras disfrutaba de su cerveza, el volado Rob preguntó: - Así que ustedes conocen bien la isla; díganme, ¿qué rayos tiene de misteriosa? – los otros dos se miraron por un segundo, a sabiendas que no podían develar el misterio, para no crear un pánico generalizado.
- Bueno, hay muchas especies de plantas que se creían extintas, igual que animales; sin olvidarme de las grandes cuevas que pertenecían a civilizaciones pasadas… - respondió Donny, intentando coordinar sus inventadas palabras.
Apoyando su botella de cerveza en el piso, el muchacho dijo, mirando fijo a ambos: - Escuché que hace un año algo muy extraño sucedió en este lugar. Según leí en un colgado sitio de Internet, hubo algo así como un ataque de zombies. Ah, además, cuando se promovió nuevamente este concurso, se mencionaba al lugar como “El Imperio de los zombies”. No quiero tocar de oído, pero según lo que ustedes me contaron, hace exactamente un año estuvieron aquí… Algo deberían saber ¿no? –
Con un pequeño y corto silencio, Mike respondió: - Son solo historias que se cuentan para que cada año venga más gente. Tú sabes, así todos se interesan más en participar en ese concurso –
- ¿Què hay de los cuerpos de aquellos ganadores?; jamás fueron encontrados – preguntó nuevamente el muchacho, con una cara de intriga total.
- Sabes, creo que debemos dormir un poco. Mañana será un día bastante agitado; gracias por la hierba – respondió Donny, intentando terminar la situación incómoda a la que fueron expuestos él y su amigo.
Rob solo abrió grande sus ojos, como esperando una respuesta, pero sabiendo que no la iba a conseguir, se dirigió nuevamente a su habitación.
Jamás había sido develado lo que ocurrió en ese lugar un año atrás; era como si el negocio que tal concurso promovía, fuese un juego perverso del que nadie podía escapar.
Luego de cerrar la puerta de la habitación, Donny tomó un sorbo de la cerveza que estaba al lado de la cama, diciéndole a su amigo: - Oye, creo que él tiene razón, no deberíamos mentirle. El sujeto sabe muchas cosas y tarde o temprano va a saber lo que ocurre aquí – a lo que el pensativo Mike respondió: - Si nada llega a suceder, no tiene por qué enterarse de nada –
Pero realmente ninguno de los dos estaba convencido de cómo debían actuar en una situación así, ya que alguien sabía demasiado sobre lo que había sucedido en ese lugar un año atrás.
- Debemos dormir, mañana será un día largo. Ah, por cierto; debemos tratar de quitarle esa idea a Rob de la cabeza; lo que menos quiero es un pánico generalizado – decía Mike, mientras se quitaba sus All Star negras.


Al día siguiente

Muy pocas horas de sueño tenían los dos encima, pero debían intentar mantenerse frescos durante todo el día, ya que tenían el trabajo más importante de la isla en ese momento.
Reuniendo a todos los ganadores en el lobby del hotel, Mike con una cara de insomnio total, dijo: - Ahora iremos a ver las ruinas del “Kahuna”, un lugar que los nativos del lugar adoptaron como base en el Siglo XV; quiero que todos tomen sus cámaras fotográficas, filmadoras, teléfonos celulares o lo que sea que hayan traído y subamos al transporte que nos está esperando afuera –
Todos empezaron a tomar sus mochilas y bolsos y se dirigieron hacia el transporte, bueno, menos Rob, el cual primero se acercó a los dos guías, aún con los ojos muy enrojecidos.
- Chicos, quiero pedir disculpas por si les hice sentir mal anoche, es que me intriga mucho lo que sea que haya pasado en este lugar. ¿Todo bien, verdad? – decía el muchacho, mientras sacaba del envoltorio una goma de mascar.
- No te preocupes, todo está en orden. Subamos al bus – respondió Mike, intentando no mostrar su cansancio.
Ya en el lugar, ambos comenzaron a mostrar la maravillosa cueva, tirando un poco de información de lo que había sucedido allí hacía cientos de años. En un momento dado, Rob ve un pasillo muy oscuro, el cual parecía conducir a un sitio inexplorable.
- ¿Qué hay al final de ese pasillo? – preguntó el mismo.
- Al final de ese pasillo te encontrarás con el mar. Créeme que yo también pensé que había algo oculto la primera vez que vine, pero lo cierto es que no hay nada raro – respondió Donny.
Todos continuaron su paso, pero el terco muchacho se metió en el pasillo sin que los guías se dieran cuenta. Una de las ganadoras, Sasha Lehman, decidió seguirlo, ya que ellos eran los últimos que se encontraban en la fila y nadie notaría en un principio que habían desviado el camino.
- ¿Es necesario que me sigas? – preguntó Rob, encendiendo su pipa, instrumento que nunca debía faltarle en su bolsillo.
- Creí que querías explorar lo que había al final de este oscuro pasillo; si sabía que era solo para drogarte, no perdía mi tiempo en seguirte – respondió la bella joven, con rasgos orientales.
- Claro que lo haré, pero si no fumo antes, nada de lo que vea me sorprenderá – acotó Rob.
Ambos encendieron sus linternas, caminando con pasos muy lentos por el largo pasillo, el cual podía estar lleno de ratas o animales peligrosos. Mientras tanto, el chico seguía fumando su pipa, lo que molestaba un poco a su compañera.
Mientras tanto, el grupo continuaba caminando, informándose sobre la historia de esa cueva, cuando de repente Steve exclama: - Oigan, Robert y Sasha no están – tras lo que Mike, tomándose la cabeza, dijo: - Ese estùpido está cansándome! Se le dijo claramente que no vaya por allí. Donny quédate con ellos, yo iré a buscarlos –
En eso, los dos jóvenes estaban llegando al final del pasillo, escuchando unos ruidos horribles, los cuales parecían ser como gritos o rugidos de “quizá” algún animal. Esto hizo que detuvieran la marcha.
- Creo que deberíamos regresar, esto puede ser peligroso – decía Sasha, con una suave voz.
- Ni loco! Yo iré a ver qué es ese ruido – respondió el muchacho.
Al cruzar completamente el oscuro pasillo, Rob alumbra con su linterna y ve que el lugar estaba lleno de muertos mutilados, comiéndose carne humana; estos eran una gran cantidad, los cuales al verlo, se dirigen hacia él con toda su hambre encima. Allí no se encontraba el mar, si no que parecía ser el refugio de todos los muertos caminantes.
- Mierda! Sabía que no estaba equivocado – dijo Rob, mientras empezaba a correr, tomando de la mano a Sasha, la cual no entendía lo que sucedía, pero sabía que no era para nada bueno.
Ambos corrieron con todas sus fuerzas por medio de toda esa oscuridad y con hambrientos zombies tras ellos. En eso, se topan con Mike, el cual empieza a reprocharlos por su conducta, un tanto harto de las idioteces que algunos mostraban.
- Mike, tenía razón, este lugar está infestado de zombies y vienen detrás nuestro! – dijo Rob, muy desesperado, sabiendo que podía ser devorado en cualquier momento.
Fue en ese momento que el joven escuchó, entre toda esa oscuridad a los muertos vivos, que se acercaban más y más; esto lo hizo comprobar que no habían acabado con todos un año atrás.
Así, los tres empezaron a correr rápidamente, dirigiéndose hacia los demás; Mike empezó a gritar: - Donny, salgamos de aquí! Vayamos al transporte lo antes posible –
Al llegar junto a todos, los tres empezaron a repetir que había que salir de allí, ya que un enorme problema se les venía encima (y no metafóricamente). Por eso, todos los ganadores, junto con los guías, subieron nuevamente al bus.
- Arranque ahora, vàmonos de aquí – le decía Mike al chofer, el cual, al principio hizo oídos sordos a su pedido; pero llegó el momento que todos pudieron contemplar el horror con sus propios ojos, notando que un grupo enorme de zombies venían tras ellos, llenos de sangre y con más hambre que nunca.


“Raconteur Hotel” (2 horas después)

La mayoría aún no estaba tranquilo con lo que había sucedido; algunos menos supersticiosos, creyeron que todo solo era una broma que habían preparado para los turistas. Aún así, todos necesitaban una respuesta inmediata.
Los dos guías reunieron a todas las personas en el bar, para que aquel que quisiese comprar un trago para distenderse mejor lo hiciera. Para esto, se habían asegurado que todas las compuertas del hotel se encontraran perfectamente cerradas, ante algún posible ataque.
Un silencio increíble inundaba el lugar, parecía olerse el miedo en cada uno de los presentes; los verdaderos misterios estaban empezando a salir a la luz. Mike por su parte, tomó una pequeña botella de cerveza y se sentó en una silla alta junto a la barra.
- Verán, sé que es muy difícil de explicar lo que vieron, pero al ser su guía, me veo forzado a decirles lo que ocurrió; no quiero preguntas antes de que termine de contar mi historia ¿ok? (procediendo a encender un cigarrillo). Hace un año, mi amigo Donny y yo, fuimos afortunados ganadores del maldito concurso al igual que ustedes. Al llegar aquí, todo parecía color de rosas, pero luego nos dimos cuenta que en esta isla había un laboratorio escondido, perteneciente a un tal Dr. Alfred Northshore; este maniático sujeto se dedicaba a experimentar con los muertos, fue así como creó una fórmula que podía devolverle los movimientos motrices a estos mismos, pero no la capacidad de razonar. El Doc no creó suficiente de esa dosis, por lo tanto los muertos debían alimentarse de seres humanos para poder subsistir; el problema es que cada vez que mordían a alguien, estos no tardaban en convertirse en una de esas abominaciones –
En eso, un hombre llamado Herb McHumpton, otro de los ganadores, se acercó al joven, con su vaso de vodka en mano, diciendo: - Espera un momento, ¿quieres decir que lo que vimos son zombies reales? Se suponía que el concurso trataba de una isla con zombies falsos; qué clase de atracción turística puede ser esta! No creo una palabra de lo que estás diciendo –
- No me importa una mierda si me crees o no, solo te estoy contando la verdad. Ahora, escúchenme todos… Donny y yo, en realidad no vinimos como guías en este viaje; sabíamos que existía la posibilidad de que volviera a suceder, por eso vinimos a evitarlo – respondió Mike, mientras intentaba no perder la calma.
- ¿Trajeron más dosis de la fórmula para aniquilar a todos los muertos vivos? Porque si lo que dices es cierto, entonces todos ya estamos en serios problemas – decía Nathan, otro de los ganadores.
- Por desgracia, solo Northshore sabía cómo hacer esa fórmula, no somos malditos científicos. Por eso, los detendremos a la vieja escuela, “destruyéndoles el cerebro” – acotó Donny, tomando de un sorbo todo lo que quedaba de su cerveza.
Una vez más, el viaje había pasado de ser un tour de maravillas, para convertirse en una lucha campal entre muertos y vivos, lo cual parecía no terminar muy fácilmente.


Esa noche

Sentados en el lobby del hotel, los dos amigos esperaban algún tipo de acercamiento por parte de los muertos, ya que su instinto de buscar comida, tarde o temprano los conduciría allí.
- Donald Fitzgerald Bartilson, abogado número 1 de Harvard, ¿ves lo bien que suena?; amigo… ¿crees que podamos hacerlo?, es decir, sobrevivir nuevamente – decía Donny, mientras abría una lata de Pepsi.
- Somos los únicos que sabemos como detener esta amenaza; si lo hicimos una vez, creo que podemos hacerlo de nuevo. Saldremos muy pronto de este maldito lugar – respondió el tranquilo Mike.
Algunos, los que podían, intentaban dormir un poco, aunque había algo muy importante que les hacía despertar de inmediato “el horrible miedo que sucumbía en sus mentes”.
De repente, los jóvenes escuchan cientos de pasos acercándose al hotel, lo que hizo que Donny mirase por una de las ventanas, diciendo inmediatamente: - Ya están aquí! Creo que es hora de despertar a todos y acabar con estos malditos –
De esta forma, ambos fueron a despertar a todas las demás personas, diciéndoles que agarrasen todo tipo de elementos útiles para combatir a los hambrientos zombies.
Reunidos todos frente a la puerta, con martillos, bates de béisbol, raquetas y demás cosas que encontraron en el hotel, la batalla estaba por comenzar.
- No quiero que nadie tenga miedo; saben bien lo que tienen que hacer, así que háganlo. Ah, otra cosa, eviten ser mordidos – decía Mike en voz alta, liderando el grupo en todo momento.
Los muertos habían llegado al lugar, con todas sus fuerzas golpeaban las compuertas, intentando romperlas, lo cual, más allá de los consejos, provocó el pánico generalizado (obviamente).
- Mierda! Son más de lo que creía – decía Donny, mientras sacaba una pistola 9 mm de su cintura, totalmente llena de balas y lista para ser usada.
- ¿De dónde carajo sacaste la pistola? – preguntó Mike, el cual solo tenía un bate de béisbol en sus manos.
- La compré en la tienda del viejo Erine antes de venir, ¿genial no? Es la belleza más bella que cualquier redundancia pueda impedirte, jajaja – respondió el joven, admirando el arma.
Los muertos no tardaron en romper las compuertas y entrar al hotel, abalanzándose sobre todos y cada uno de los presentes allí. Los más aptos para usar sus elementos de combates, sin dudarlo, empezaban a golpear a los brutos zombies en la cabeza, tratando de destruirles el cerebro.
Pero otros (los menos aptos) eran devorados vorazmente, arrancándoles el cuello, los brazos, las piernas y por sobre todas las cosas, comiendo sus tripas y convirtiendo el hotel en una celebración de sangre, los zombies no eran capaces de razonar, solo de matar.
Sacándose unos cuantos de encima, Rob agregò: - Creo que no podremos con todos, no sé de dónde mierda salen tantos, pero son cada vez más! – tras lo que Mike respondió: - Salgamos por la puerta trasera, rápido, no hay tiempo que perder – pero Donny continuaba disparando sin cesar, agregando: - Amo esta pistola hermano, deberías comprarte una algún día –
Los pocos que pudieron salir con vida, corrieron desesperadamente hacia la puerta trasera, siendo prácticamente la única salida que quedaba en el hotel, el cual parecía estar diseñado como una trampa mortal.
Luego de cruzar por la puerta, Steve, que era el último de ellos, fue detenido por un muerto, el cual contaba con más fuerza. El mismo logró morderle la mano hasta arrancársela, lo que hizo que el hombre pudiese soltarse, con mucha sangre, pero acompañando al resto.
- Vayamos hasta el muelle, allí hay una lancha que puede llevarnos hasta la ciudad más cercana – decía Mike, sin detenerse en ningún momento.


Muelle “Caribean Way”

En el viejo muelle, se encontraba un anciano hombre, de larga barba blanca, que se encontraba fumando un cigarrillo; seguramente era el dueño de esa lancha.
Tomando la delantera de la situación, Mike se acercó al hombre, diciéndole: - Disculpe señor, no se si usted estará enterado, pero este lugar está infestado de muertos, bueno… mmm… más bien muertos vivos; debemos irnos de aquí en su lancha si nos lo permite –
El anciano apagó su cigarrillo y respondió: - Si, lo se; es más, vienen detrás de ustedes – señalando con el dedo a todos los hambrientos zombies que venían tras ellos, dispuestos a devorarlos –
Todos observaban como los mutilados muertos, algunos sin brazos, otros sin piel, solo con sus huesos, caminaban hacia ellos.
- Aquí están las llaves, yo me quedaré aquí – dijo el hombre, dándole el control al joven Mike.
- ¿Usted no irá con nosotros? – preguntó Claudia, la única mujer que había logrado salir con vida.
- No, yo pertenezco a este lugar. Sabía que en algún momento vendría alguien a pedirme la lancha para escapar de esta maldita isla. Espero que sepan como manejarla – respondió el hombre, con una sonrisa que denotaba más bien tristeza.
Sin perder el tiempo, Mike hizo la pregunta más convincente y acertada que el momento requería: - Ok, ¿alguien de los diez que estamos aquí, excepto Donny y yo, sabe manejar una lancha? – a lo que Rob respondió: - Es lo más fácil de este mundo, yo solía ir a pescar con mi padre cuando pequeño, luego con mis amigos de más grande, pero más bien nos drogábamos y no pescábamos nada, jajaja –
Todos subieron a la lancha, la cual era bastante amplia y tenía lugar para las diez personas. Encendiendo el ruidoso motor, Rob aceleró a tal velocidad, que parecía el Mad Max del agua, escapando de allí.
Al partir, todos miraron nuevamente hacia atrás, viendo como los muertos devoraban al anciano, arrancándole todas las partes del cuerpo y alimentándose con ellas. Él solo estaba esperando ese momento, sabiendo que no podría escapar de la maldición, ya que se rehusaba a irse de la isla.
Donny se acercó a Steve, diciéndole: - Lamento mucho lo de tu mano, pero quiero que sepas que en cuestión de muy poco tiempo te convertirás en una de esas cosas; tienes dos opciones: o lo haces tú, o lo hacemos nosotros –
La bella Claudia miró al joven con desprecio, agregando: - No puedes decirle eso, no estás ayudando para nada, maldito –
- Donny tiene razón; desde un principio aclaramos que debían evitar ser mordidos, o de lo contrario terminarían igual que ellos. Lo siento, pero así es el juego – dijo Mike, muy pensativo aún.
Steve sabía las consecuencias que eso acarreaba, por eso quiso evitar seguir sufriendo, tirándose de la lancha al agua, dejándose ahogar, ya que no sabía nadar.
- Nooo, ayúdenlo por favor! – gritaba Claudia, mientras veía como su amigo terminaba con su vida.
- Basta! Nosotros también lo sentimos, pero él hizo lo correcto. Si seguía con vida iba terminar matándonos a todos, y no solo eso, luego nosotros nos convertiríamos en la misma basura – dijo Rob, reaccionando así por primera vez en su vida, mientras guiaba al grupo a la ciudad más cercana.
La noche fue muy larga para todos, ninguno podía dormir, sumado al largo viaje en el agua que la situación conllevaba.
Claudia se encontraba un tanto más distendida, sin decir muchas palabras, pero constantemente pensando en irse lo más lejos posible de ese endemoniado lugar


Belmopan (Belice). A la mañana siguiente

Todos habían llegado a la ciudad más cercana, pisando tierra en Belmopan, la capital de Belice. El nombre de esta ex colonia británica es una deformación de la palabra francesa “balise”, que significa faro. Tuvo durante años problemas con Guatemala por ocupar territorio que los guatemaltecos reclamaban como propio.
Dejando la lancha en un viejo muelle, todos se dirigieron a algún cercano bar, ya que estaban hambrientos y sedientos tras el largo y agitado día anterior.
Sentados en el “Bar Egypt”, con sus respectivas comidas y bebidas, el diálogo empezó a fluir nuevamente, con intenciones de relajarse un poco más.
- Lo logramos; por fin pudimos salir de esa maldita isla. Brindemos por ello – dijo Preston, uno de los pocos sobrevivientes, mientras levantaba su vaso de limonada.
- No sé cómo puedes proponer un brindis después de que murieron más de cincuenta personas! Tuvimos suerte de salir de esa isla, pero los demás no. Esto es absurdo – respondió Mike, casi sin haber tocado su plato de pan queques.
El hombre solo hizo unos gestos con los labios, en señal de entender lo que había escuchado, sabiendo que fue un tanto absurdo lo que había dicho. Los demás solo lo miraron, sin demasiado que decir.
Tras otro prolongado silencio, cada uno aprovechó el momento para degustar su delicioso plato de comida. Sin demasiado apetito, dando vueltas su tenedor de un lado para otro, la bella Claudia preguntó: - ¿Qué pasará ahora? –
Pidiendo disculpas por su reacción anterior, Mike, un poco más tranquilo dijo: - Buscaremos un lugar donde quedarnos, recuerden que no tenemos mucho dinero, así que iremos a cambiarlo por la moneda de aquí; ¿alguien sabe qué demonios usan aquí? – a lo que Rob, con la boca cargada de comida, respondió: - Se llama dólar de Belice; este es un país de no más de 200.000 habitantes, por lo tanto, su dinero vale bastante más que el nuestro –
- ¿Cómo sabes todo eso? Según recuerdo, eres una persona que ni siquiera recuerda el nombre de todas sus ex novias – preguntó Donny, con su tenedor a media altura del plato.
- Estoy gran parte del día conectado a Internet; conozco mucho de toda esta zona; aquí en realidad tienen más coca que marihuana, la hierba está en Kingston y lugares cercanos – agregó el muchacho, lo cual lo único que parecía importarle era la hierba.
Luego de salir del bar, todos fueron a cambiar su dinero para poder instalarse en algún lugar, hasta que pudiesen regresar a casa. Al parecer, el volado Rob tenía razón, ya que el dinero se había multiplicado bastante.
El lugar en el que finalmente se instalaron se llamaba “Pleasure Motel”, un lugar donde recibían todo tipo de parejas, además de exhibirse películas pornográficas en todas las habitaciones. Obviamente, al haber solamente una mujer en todo el grupo, tuvieron que buscar otra excusa para poder instalarse.
Esa tarde, Donny fue hasta la recepción del lugar, donde tenían un refrigerador con bebidas, la cual, metiendo una moneda, tenía varias opciones, según la bebida que uno quisiese sacar.
Mientras buscaba una moneda para sacar una cerveza, el hombre que atendía en el lugar preguntó: - Muchacho, ¿tú y tus amigos son americanos? – a lo que el joven respondió: - Sí, lo somos; pero venimos de la “Isla de los Misterios”, un lugar del cual estoy seguro nunca escuchaste hablar –
El hombre sonrió, asintiendo no conocerlo: - La verdad no lo conozco, ¿extraño no? Pero de todas formas, con ese nombre me encantaría ir ahí – a lo que el muchacho, ya con la lata de cerveza en mano, dijo en voz baja: - Lo dudo mucho – dirigiéndose nuevamente a su habitación.


Esa noche

Todos se encontraban sentados en una plaza situada en el downcenter de la ciudad, planeando lo que harían al día siguiente, debiendo partir nuevamente a Boston.
En eso, Mike recibe un mensaje en su celular, el cual decía lo siguiente: - Deben irse lo antes posible de aquí – dicho mensaje sorprendió bastante al muchacho, ya que provenía de Stella Xyrokis, la sobreviviente restante el año anterior en la isla.
- No entiendo; hace un año que no la vemos ¿qué querrá decirnos? – preguntó Donny. En ese momento, la joven se acerca al lugar donde todos se encontraban, vestida con una ajustada campera de jean y el pelo teñido de colorado, diciendo: - Yo les explicaré personalmente, gracias –
Los dos jóvenes se encontraron con algo totalmente inesperado, viendo nuevamente a su amiga, después de un tiempo de tranquilidad “aparente”.
- Stella, ¿qué haces aquí? No comprendo como pudiste encontrarnos – preguntó Mike, lleno de dudas que carcomían su cabeza.
Ella encendió un cigarrillo, demostrando que ahora fumaba; se sentó junto a ellos, dispuesta a contar lo que estaba pasando: - Me enteré que ustedes habían regresado a la isla, junto a los nuevos ganadores. ¿Recuerdan que cuando nos despedimos juramos que jamás regresaríamos a ese lugar por nada del mundo? Aparentemente no les importó nuestra promesa. Por lo que veo nuevamente sucedió algo horrible allí; pero eso no es todo… la razón por la que les dije que se fueran de aquí, es porque no sé cómo mierda verdaderamente, los malditos muertos los siguieron hasta aquí. Esos malditos hijos de perra cruzaron todo el mar y llegaron aquí; yo misma pude ser testigo de cómo causaban pánico en esta ciudad. Créanme que no pasará mucho tiempo hasta que vuelvan a verlos –
Intentando tomar un respiro ante todo lo que estaba escuchando, Mike dijo: - ¿Y tú como sabías todo? Hasta ahora no entiendo nada – a lo que, tras tirar su cigarrillo, la joven respondió: - Yo vivo aquí hace ocho meses; siempre me gustó esta zona. Vine a buscar trabajo, hasta que lo conseguí como abogada; es un lugar tranquilo, pero eso no significa que no pase nada y no tenga un buen sueldo –
- Vaya lugar que escogiste para venir a vivir ¿por las dudas tienes algo de hierba para venderme? ya se me terminó y la verdad, estoy empezando a perder la paciencia – dijo Rob, conociendo a la famosa muchacha en persona.
- ¿Tengo cara de un sucio rastafari? – preguntó también la joven, dando a entender que no le gustaba nada la actitud de Rob.
Si era cierto todo lo que Stella había dicho, la pesadilla todavía no había terminado y lo peor todavía estaba por venir; por tal motivo; había que actuar lo más rápido posible para poder zafar de la situación y no salir lastimados, o no morir en este caso.
- Creo que debemos apurarnos – decía Preston, mientras señalaba con la mano a una inmensa cantidad de zombies que habían llegado al lugar, aterrorizando a toda la gente, la cual comenzaba a ser mordida.
El lugar comenzó a convertirse en una carnicería; sangre y vísceras por todos lados. Los muertos destrozaban a todo aquel que se cruzara por su camino, sin dejar ningún pedazo sin ser deglutido.
- Mierda, debemos irnos de aquí! Son demasiados y no llegamos a darles explicaciones a nadie – dijo Donny, estudiando hacia dónde escapar.
- De acuerdo, que cada uno tome algún objeto como para golpearlos en la cabeza, hasta llegar al motel nuevamente – explicó Mike, arrancando una tabla de madera del banco en el cual estaban sentados anteriormente.
Los demás hicieron lo mismo, menos Rob, el cual arrancó una dura rama del árbol que estaba a su izquierda, diciendo: - No sé si esto servirá, pero siempre quise averiguarlo, jaja –
De tal forma, en medio de toda la histeria generalizada que se había construido, todos fueron corriendo hacia el motel, golpeando violentamente a cada uno de los muertos en la cabeza, intentando destruirles el cerebro. Pero llegó un momento en el que se encontraban rodeados, cada vez se sumaban más y más abominaciones.
- ¿Qué mierda haremos ahora? – gritaba la siempre histérica Claudia, temblando demasiado como para poder seguir sosteniendo su pedazo de tabla.
Girando su tabla como un bate de béisbol, Donny dijo: - Usaremos la vieja fuerza contra la brutalidad; sigamos corriendo y golpeando, estas cosas no piensan, así que continuemos – empezando a correr otra vez.
Todos fueron hacia los muertos, golpeándolos por donde podían, tan solo intentando zafarse de ellos y abrirse camino; pero desafortunadamente, a algunos les ganaba el miedo y pánico que demostraban ante estos zombies, por lo tanto, varios de ellos fueron mordidos, sin poder seguir avanzando.
Habiéndose zafado de todos, con suficiente margen como para escapar, en medio de su marcha, Rob dio la vuelta y vio como la bella Claudia era despedazada totalmente, y sus tripas servían de alimento perfecto para el hambre voraz de los muertos. Lo mismo con Preston, Alex, Lucas y Guy, los cuales terminaron igualmente destrozados y alimentando a una increíble banda de zombies malditos.


Media hora después…

De vuelta en el “Pleasure Motel”, los cuatro jóvenes que quedaron, intentaron resolver la situación lo antes posible.
Sin parar de caminar por toda la habitación, tomando una botella de agua mineral, Mike dijo: - Tarde o temprano llegarán aquí; debemos hacer algo – pero el silencio seguía siendo incómodo, todos aún tratando de recuperar el aliento, así eran de más utilidad para el equipo.
- Por el momento, lo mejor es cerrar todas las compuertas del motel; asegurarlas con todo lo que encontremos. Esta será una noche larga – agregó Stella, la cual ya estaba acostumbrada a este tipo de situaciones y sabía que debía mantener la calma ante todas las cosas.
Donny fue el encargado de ir a hablar con el hombre que se encontraba en la recepción del lugar, diciéndole: - Disculpa la molestia, pero tenemos un serio problema. Iré al grano directamente, porque no quiero perder el tiempo: “La ciudad está siendo atacada por un inmenso grupo de hambrientos zombies y vienen hacia acá, si no aseguramos todas las compuertas, formaremos parte de su comida” – obviamente el hombre solo lo miró con cara de no “tragarse la ingenuidad acostumbrada”, arremetiendo: - Chico, hoy he tenido un día muy largo, así que no estoy para bromas. Ve a acostarte ¿quieres? –
Sabiendo que algo así no era muy fácil de creer, Donny regresó a la habitación diciéndole a todos: - El estùpido no me creyó, creo que debemos arreglarnos por nuestra cuenta –
Así, todos empezaron a asegurar la puerta de la habitación, colocando todos los muebles que había, los cuales podían detener por un momento a los infectados, hasta que se les ocurriese algo.
- Tengan en cuenta que si son veinte zombies los que los siguieron desde la isla, ahora ya deben ser como quinientos, así que esto no va a resultar – decía Stella, mientras los otros tres se encargaban de cerrar bien la puerta y asegurarla al máximo.
- Aunque fuesen cinco, no tenemos ningún plan. No podemos quedarnos encerrados en esta habitación hasta que nos coman – acotó Mike, esta vez sin una estrategia para combatir a los muertos.
Pasados un par de minutos, los cuatro jóvenes empiezan a escuchar gritos desesperados de gente que estaba siendo atacada (de más está decir por quién), señal de que ya estaban allí.
- Donny, espero que tengas varios cartuchos de esa pistola, ahora la necesitamos más que nunca – arremetió Mike nuevamente, asegurándose que la puerta esté perfectamente sellada.
- Solo me queda uno; puedo derribar a unos cuantos, pero los problemas continuarán en boga, como lo vinieron haciendo hasta ahora – respondió el muchacho.
Mientras tanto afuera, los muertos se estaban haciendo un festín, comiendo carne humana y sembrando el terror a todo su alrededor. Por su parte, el hombre que no le había creído una sola palabra a Donny, observaba por la ventana todo lo que estaba sucediendo; totalmente boquiabierto, veía como los hambrientos zombies se acercaban hacia él. En medio del pánico que tenía, agarró su escopeta y empezó a dispararles, pero ninguno recibía ningún balazo en la cabeza, por tal motivo, continuaban su paso.
Estos lograron llegar hasta él, mordiéndolo por todo el cuerpo, arrancándole los brazos, las piernas, destrozándole el cuello y comiendo sus tripas como si fuesen el mejor manjar del mundo.
Los jóvenes lograron escuchar el desesperado grito del hombre, intentando pedir ayuda, pero obviamente ya era demasiado tarde. Luego de un pequeño silencio, Donny dijo: - Eso le sucede a las personas que no me creen. En parte se lo merecía – pero los otros lo miraron con cara de desaprobación.
Toda el área estaba rodeada de muertos vivientes, los cuales tenían un caminar lento, pero seguían con un hambre voraz, lo que implicaba que todo aquel que mordían, indefectiblemente terminaba convirtiéndose en uno de ellos. La ciudad no estaba preparada para este ataque, por eso nadie podía defenderse.
Los jóvenes empezaron a escuchar como los zombies golpeaban y empujaban la puerta con todas sus fuerzas, sin poder abrirla, aunque solo era cuestión de tiempo, ya que nada parecía detenerlos.
- Tengo una idea. Todos empiecen a emitir los mismos sonidos que ellos, Auuuuurrggghh, Uuuuuaaarr (o algo así), eso los distraerá – decía Rob, mientras todos lo miraban dudosamente.
- He oído ideas estùpidas, pero créeme que eres hasta ahora el campeón de decir estupideces – respondió Stella, sin aprobar hasta el momento la actitud del extraño joven.
- Solo háganlo; si no funciona pueden meterme un tiro en la cabeza… ehh… bueno, tampoco se lo tomen tan a pecho – acotó nuevamente Rob.
Todos comenzaron a imitar los sonidos que hacían los muertos a la perfección, lo cual hizo que al cabo de unos segundos, estos comenzaran a alejarse de a poco, moviéndose a otro lugar de la ciudad para seguir sembrando pánico.
- Ven, les dije que funcionaría. He visto cientos de películas, así que sé como actuar en ciertas situaciones. ¿Alguna vez vieron algún film de Romero? Bueno, yo los he visto todos y créanme que sé cómo manejar a los zombies – dijo Rob, encendiendo un cigarrillo.
- Eres toda una luz en un pozo de 10 metros mi amigo, jajaja – agregó Donny, girando la pistola de un lado a otro a lo Henry Fonda en “El día de los tramposos”.
Por el momento el peligro había cesado, pero el problema general aún estaba bien instalado en la ciudad; los ciudadanos de a poco se iban transformando en estas horribles cosas.
Los jóvenes sacaron todos los muebles de la puerta y procedieron a salir de la habitación, para luego salir también del motel, aún sin un rumbo específico.
- Tenemos dos opciones: regresar por nuestra lancha y largarnos de aquí o quedarnos a combatir a esos malditos – dijo Donny, mirando a los tres como una cámara giratoria.
- Creo que es hora de que terminemos con estos bastardos de una vez; desde que gané ese concurso hace un año mi vida ha sido un infierno, al igual que ustedes, ¿están conmigo? – agregó Mike, cansado de ser acechado por los muertos vivientes.
Todos asintieron, sabiendo que era la única forma de terminar con todo ese caos de una vez por todas, ya que tarde o temprano el peligro volvería.
- Creo que debemos utilizar el auto del ingenuo hombre – dijo Stella, señalando el precioso Mustang rojo del hombre que fue víctima de los zombies por no creer lo que le había dicho Donny.
Luego de encontrar las llaves, los jóvenes hicieron lo que en ese momento les parecía correcto, ir a la fuerza militar y pedir algo de ayuda, siendo que allí tenían las suficientes armas para poder liquidar a todos.
El camino se tornó difícil, ya que tuvieron que esquivar uno por uno a todos los muertos que se estaban alimentando de gente inocente. Por su parte, Donny, quien se encontraba sentado en el asiento delantero, sacó su cuerpo por la ventanilla y empezó a disparar a unos cuantos para que pudiesen abrirse paso.
- Oye hermano, ¿podrías conseguirme una de esas para mi cumpleaños? Jamás pensé que me sería útil un arma, pero después de ver esto, como mínimo me vendría bien una AK 47 o una M4 – dijo Rob, intentando mantener la tranquilidad en el grupo.
Entre los zombies, Mike ve a una mujer rubia de hermoso cuerpo, pero que desafortunadamente también era una de ellos, tras lo que agregó: - Oye Donny, esa se parece a Susan tu ex novia, jajaja ¿la recuerdas? – a lo que el muchacho, volviendo a sentarse, respondió: - Sí, como olvidarla, esa perra tenía menos curvas que el puente de San Francisco; ojalà ahora fuese una de esas cosas, así le disparo en la cabeza! Ganas no me faltan –


Quince minutos después

Tras pasar por varios obstáculos, los cuatro habían llegado a la armada militar, notando que parecían estar preparándose para la guerra. Tanques de guerra, jeeps y camionetas blindadas, estaban listas para comenzar un ataque.
- No pueden entrar, esto es propiedad del ejército – dijo uno de los hombres uniformados, el cual tenía un habano en la boca y un ridículo sombrero, sosteniendo una pesada ametralladora.
- Lo sabemos, pero necesitamos hablar con el jefe, o encargado de esta operación; sabemos como detener a esas cosas – respondió Mike, sin poder convencer aún al hombre.
Un incómodo silencio hizo sentirse; luego de una charla un tanto poco monótona pero aburrida sintió el hombre, pero aún así no quería acceder.
- Sé que ustedes pertenecen a un país donde pocas veces son noticia de CNN o portada de un periódico, pero de verdad sabemos la mierda que está pasando aquí y si no nos dejan entrar, son ustedes mismos los que van a morir como cena de esos malditos zombies. Tengo un dicho para esto: O permites que los ayudemos, o la mierda terminará apoderándose de ti y tus amigos “los soldados de Vietnam”; tú eliges mi amigo – decía Donny, sin poder mantener sus manos firmes en todo el asunto.
Los tanques y jeeps, tripulados por soldados experimentados y súper entrenados, tomaron rumbo al centro de la ciudad, dando inicio a la cacería de muertos vivientes.
En eso, fumando un cigarrillo, el comandante Knox se acerca a los jóvenes, diciéndoles: - Sé quienes son ustedes, pero créanme que no serán de ayuda para nada. Ahora mismo acabaremos con todos esos malditos y todo volverá a ser como antes. Es su culpa que esta maldición se haya instalado aquí, ustedes la trajeron; así que ahora solo deben regresar a casa –
Stella no podía permanecer callada, ya que era una de esas personas que se molestaban muy fácilmente: - No es tan sencillo como usted cree; hay que destruirles el cerebro, no solo dispararles con sus juguetitos; ¿es que aquí nadie es razonable? –
El hombre arrojó su cigarrillo al suelo, pisándolo con sus botas bien lustradas, acotando: - No solo les dispararemos nena; no dejaremos un solo pedazo de esas cosas. Vamos a limpiar completamente esta ciudad –
Los jóvenes no podían mantenerse al margen de la situación; Rob, en una de sus pocas palabras serias dijo: - Creo que no hay nada que podamos hacer. Ellos son militares y seguramente sabrán que hacer –
Mientras tanto, los tanques se habían posicionado estratégicamente en el downcenter, abriendo fuego contra los muertos, haciéndolos estallar por completo. El único problema era que cada vez se sumaban más y más a la liste de “infectados”.
Por su parte, los jeeps se detuvieron frente a una gran cantidad de zombies, obligando a los soldados a dispararles con sus ametralladoras, las cuales empezaron a perforarlos por todos lados, pero mientras no recibían un balazo en la cabeza no se detenían, sino que continuaban su paso hacia la comida.
- Vaya que son resistentes! Me pregunto de dónde salieron estas asquerosidades – dijo Erine, uno de los soldados más entrenados de toda la fuerza.
La ciudad estaba recibiendo una gran destrucción, primero provocada por los muertos y ahora provocada por el accionar militar, el cual estaba dejando a Belmopan como Hiroshima después de varios tequilas y bombas molotov.
Observando que cada vez se acercaban más infectados, Erine tomó su radio, llamando al comandante Knox: - Comandante, son demasiados. Debe enviar más refuerzos – consciente además de que las balas se estaban acabando.
Muchos habían caído, sin poder levantarse nuevamente, pero aún restaba una gran cantidad que debía ser eliminada por completo, de tal forma que todo se terminase para siempre.
El comandante Knox, preparó más tanques para enviar hacia el centro de la ciudad y destruir así al resto de los muertos que aún estaban con un hambre voraz y una ira incontenible.
- No debe enviar más tanques! El objetivo es destruir a esas cosas, pero no la ciudad. Esa no es la solución – dijo Mike, al tanto de lo que estaba sucediendo.
- Mira muchacho, yo soy el comandante de las fuerzas militares, no tú; así que no me vengas a dar órdenes, maldito americano ingenuo – respondió el hombre, dispuesto a terminar con todos los zombies a como de lugar.
Stella se dirigió nuevamente al auto, poniéndolo en marcha, mientras todos se preguntaban lo que quería hacer. Parecía ser que la joven, estaba dispuesta a irse del lugar y combatir la amenaza por cuenta propia.
- Oye, iremos contigo. Todos estamos en esto – agregó Donny, un tanto más concentrado de lo habitual.
De tal forma, los cuatro jóvenes fueron a recorrer la ciudad, atropellando a todo infectado que se le cruzara en el camino. Había que llegar lo antes posible y detener a todos los tanques, ya que podía terminar destruyéndose toda la ciudad.
- Oigan, esto de combatir zombies es una sensación más increíble que estar drogado! Ojalà me sucediera más seguido, así algún día tengo la oportunidad de conocer a George Romero, y quien sabe, por ahí tal vez podamos hacer una película juntos – decía Rob, mientras parecían estar jugando a los autitos chocadores por toda la ciudad.
- Ya deja eso de una vez por todas; no estamos aquí para estupideces – respondió Stella, la más decidida y constantemente preocupada de los cuatro.
Al llegar al lugar, todos bajaron rápidamente del auto, gritándoles a los soldados que dejasen de disparar, porque no tenía sentido seguir destruyendo toda la ciudad sin conseguir nada.
- Todavía quedan muchos, nos estamos quedando sin balas; debemos irnos de aquí – gritaba Erine, mientras ponía nuevamente en marcha el jeep, dispuesto a desistir de la batalla.
Todos los soldados pegaron la vuelta y regresaron sin mucha gloria; de hecho habían conseguido destruir por completo a muchos muertos vivientes, pero aún quedaba una gran cantidad, fruto de los ciudadanos de Belmopan, que ya eran parte de los infectados.
- Mierda, esos malditos nos dejaron. Creo que nosotros también deberíamos irnos de aquí si no queremos que nos coman – dijo Rob, abriendo nuevamente la puerta trasera del Mustang rojo.
Los muertos se acercaban cada vez más, a paso lento y con unos gritos de furia incontenible, con ganas de comer hasta el último bocado humano. En eso, llega el segundo grupo militar, comandado por Knox, el cual posicionò todos los jeeps frente a los zombies, armados hasta los dientes y con intenciones de destruir a todos.
- Recuerden, deben dispararles en la cabeza. Abran fuego, ahora! – ordenaba Knox, con su habitual cigarrillo en la boca.
Nuevamente comenzaron los disparos, pareciendo una lluvia de meteoritos, pero ahora todos acertaban al blanco, destruyendo el cerebro de cada uno de los muertos, los cuales iban cayendo violentamente, sin poder levantarse de nuevo.
Los jóvenes observaban como el aire se iba llenando de una lluvia de sangre, proveniente de las abominaciones, las cuales parecían no rendirse jamás.
El festín de balas había terminado luego de unos quince minutos, dejando el suelo completamente cubierto de cuerpos muertos que ya no podían moverse. El humo contaminaba el lugar, mientras Knox se bajaba del jeep que se encontraba al frente de todos; acercándose a los jóvenes, empezó a decir: - Al parecer tenían razón, no parecen tener intención de levantarse nuevamente; ¿creen que todavía quede alguno? –
- Bueno, eso nunca se sabe. Por el momento estamos a salvo, pero no hay que confiarse demasiado, esas cosas pueden regresar en cualquier momento – respondió Mike, sabiendo cómo actuaban los muertos.
La ciudad había sufrido un gran daño, muchos destrozos se habían realizado, pero con la suerte de no tomar ninguna víctima inocente. Todo podía volver a construirse con paciencia y volver a empezar.
- Jamás me hubiese imaginado que mi vida estuviese dedicada a combatir zombies – agregó Stella, una de las pocas que supo cómo sostener su valentía y hacer frente a estas abominaciones por segunda vez.
- Oigan, estoy sediento. Vayamos a algún cercano bar, yo invito un par de tragos – dijo Rob, empezando su lenta marcha hacia el más cercano bar, seguido por los demás.


“Bar Egypt”. 30 minutos después

Los cuatro estaban sentados en una mesa, disfrutando un par de cervezas y gozando además de que todo haya terminado aparentemente de nuevo.
Luego de tomar un largo sorbo de su pequeña botella, Donny preguntó: - ¿Qué harás ahora Stella? Te quedas aquí o regresas a Boston – a lo que la bella joven respondió: - Ya adopté éste como mi lugar, estoy viviendo bien aquí (olvidando el ataque sufrido, obvio), además tengo un buen trabajo; ¿qué más puedo pedir? –
Encendiendo un cigarrillo, Rob apoyó sus manos sobre la mesa, mirando a los tres y preguntando: - ¿Piensan que de verdad todo esto terminó? – pero nuevamente, como ya lo había dicho antes, Mike acotó: - No lo sabemos, pero a lo mejor, sí lo sabremos más adelante. Uno nunca puede entender del todo estas cosas, pero por más asombroso que parezca, es así –
Levantando su vaso, Donny dijo: - Brindemos por estar vivos; y… por no ser comida de esas cosas. Espero que algún día podamos volver a encontrarnos todos, pero en circunstancias mejores –



THE END?
Soulvalentino21 de enero de 2008

3 Comentarios

  • Soulvalentino

    Aca les dejo algo para los amantes del gore y los zombies!!! que lo disfruten..

    21/01/08 12:01

  • Yanzer

    Buen relato. Te adentras en el sabes? Por cierto luego publcaré "Zombies entre nosotros" pero en realidad hablo de las personas que parecen zombies por su forma de vivir.

    29/01/08 02:01

  • Soulvalentino

    Thanx Yanzer! ahora estoy trabajando en la continuacion de esta historia y tengo otras mas de terror que ire subiendo.

    01/02/08 04:02

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