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La Caja de Música

En el interior de la cajita lacada, una bailarina danzaba al compás de una triste melodía, ajena a todo lo que ocurría por encima de ella, fuera de aquel mágico cofre. Un pequeño espejo deslustrado le devolvía su reflejo, superpuesto al del contenido del joyero.

No había allí oro ni piedras preciosas. En su pequeño cofre del tesoro almacenaba algo que le era mucho más preciado: recuerdos. Había algunas cartas, viejos amantes y amigos de los cuales sólo restaban unas letras plasmadas en un papel envejecido por el paso del tiempo y las lágrimas vertidas.

La melodía se desgranaba amoldándose a los latidos de su corazón, nota tras nota, mientras ella iba dejando a un lado cada uno de aquellos recuerdos. Era triste descubrir a qué quedaban reducidos aquellos sentimientos que un día habían inflamado su pecho y habían constituido la razón más preciada para seguir respirando. ¡Qué poca gente era consciente de ello hasta que desaparecían en una avalancha de nuevas sensaciones! Quedaban eclipsados por sentimientos que, a su vez, serían reemplazados, con el tiempo, por otros más vividos.

A menudo, aquellos pedazos de papel evocaban en su mente una mirada compartida, la cadencia de una respiración, el candor de una caricia o la melodía de un susurro. Poco más. Ni siquiera nombres, ni siquiera imágenes completas. Recordando su vida de un modo tan fragmentado, tenía la impresión de estar observando un cuadro impresionista, lleno de pinceladas de colores cálidos en ocasiones, hirientes en otras. Pero, al contrario que una obra de arte, sabía que el dibujo completo sólo era posible apreciarlo a una distancia muy corta… Tan corta que duraba un instante, y años después uno se arrepentía de no haber puesto el suficiente empeño en fijar cada detalle en su memoria.

La melodía de la cajita de música se volvió torpe, espasmódica, como borrones de tinta cayendo intermitentemente sobre el lienzo que era su vida.

Observó el teléfono. Apenas hacía unos minutos que había colgado el auricular con rabia, enojada a raíz de una discusión con una de esas personas de las que, al cabo de los años, sólo conservaría un recuerdo vago.

Tabaleó con los dedos sobre el escritorio y, con un suspiro, terminó por cerrar la cajita de música. La melodía se interrumpió abruptamente, del mismo modo en que se acaba una vida, sin dar tiempo siquiera a articular unas torpes palabras de consuelo para cubrir con ellas el alma que expira. Descolgó el teléfono y presionó la tecla de últimas llamadas, esperando pacientemente mientras los tonos marcaban el transcurrir del tiempo, que una vez más se le escapaba. Escuchó el clic que indicaba que había alguien al otro lado de la línea, aunque permanecía en silencio.

- ¿Estás ahí, cariño? –preguntó, sintiendo que las palabras escocían en la lengua y tenía que escupirlas. Su mirada se desvió brevemente hacia el joyero, bajo cuya tapa sobresalía la esquina de alguna de aquellas viejas cartas, como si el cofrecito la hubiera devorado. Se estremeció; no estaba lista para seguir alimentando aquel insaciable monstruo con retazos de su existencia-. Lo siento…
Nukh01 de junio de 2014

6 Comentarios

  • Mateo

    Vivimos a veces deteniendo el tiempo...detenido en esos recuerdos...que como en esa cajita de música aún permanecen....igual están guardados en nuestra mente....y cuando la memoria...igual que una bailarína empieza a girar y girar....comienza ese juego para el cual casi siempre.. casi nunca.. estamos preparados....y por más que lo intentemos...y hayamos practicado....siempre...o casi nunca....acabamos igual....avanzamos en el tiempo....y jugamos en el....así he sentido tu relato...como un viaje siempre conocido....Pero al cual siempre queremos volver...gracias por trasmitirme paz al leer tus palabras....un abrazo....cuidate...buen texto....si...muy bueno....

    01/06/14 10:06

  • Libelula

    Muy buen texto, me encanta.
    Saludos

    02/06/14 06:06

  • Sandor

    Sandra
    Me ha encantado este escrito, esa caja de música qu nunca es inocua, es como la vida, a veces hiere y para refrenarla la cierras, pero siempre asoma algo demasiado vivo.
    Eres un hallazgo astur,no podía ser de otra manera.
    un beso
    Carlos

    Nota-Saliendo de Tresali..es mejor mira a la derecha o a la izquierda?

    02/06/14 10:06

  • Nukh

    @Mateo, es un honor que me lean y descubran en mis textos no sólo el sentimiento que yo trato de imprimirles, si no uno más íntimo, genuino, que espera agazapado en el alma de cada cual esperando que unas palabras lo despierten. Gracias por pasarte y comentar :)

    @Libélula, muchas gracias. ¡Cada palabra de aliento me da nuevos ánimos!

    @Carlos, creo que en el interior de cada uno existe una cajita de música que atesora momentos preciados, aunque el precio de mantenerlos a buen recaudo sea que a veces se clavan como espinas. Gracias por pasarte y leerme, como siempre.

    (En cuanto a tu nota, imagino que depende de en qué dirección salgas pero, si puedo elegir, miro siempre hacia Peña Mayor: siempre te regala una hermosa visión, cubierta de nieve, bajo el sol radiante o incluso entre las nubes. Yo la veo desde mi casa también y para mí es casi sinónimo de 'hogar').

    Gracias a todos. Nos leemos.

    02/06/14 11:06

  • Voltereta

    Todos somos bailarines en una caja de música, aunque intentamos levantar la tapa para vivir por nosotros mismos sin darnos cuenta de que nuestro destino ya está escrito.

    Hay gigantes que nos observan y levantan o bajan la tapa, como si de un simple juego se tratara. El sufrimiento y la felicidad son los parajes en los que bailamos o lloramos, como simples danzarines de un ballet imaginario.

    Me has cautivado con tu relato perfecto, plagado de poesía, por eso me lo llevo a mis favoritos.

    Un placer leerte.

    08/06/14 12:06

  • Nukh

    @Voltereta, ante todo, gracias por llevarte este pequeño texto a favoritos. Significa mucho para mí.

    Y gracias por la reflexión. Tal vez a menudo pensamos que nosotros somos los que alimentamos la caja de música con nuestros recuerdos cuando, en realidad, somos la bailarina estática que se encuentra dentro del cofre esperando, sin poder hacer nada, que lleguen nuevas experiencias a la cajita, a su vida.

    Una hermosa lectura de mis palabras la que me dejas. Muchas gracias.

    11/06/14 12:06

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