Todas las tardes lo veía rodeado de gente, siempre en la alameda central, es increible y fascinante
como atrapa la atención de los presentes, basta un gesto y estallan decenas de sonrisas. Es el
mismo...
Ahi estaba, desafiante, cruel, con una fuerza capaz de derribar mil montañas, acabar con la voluntad
de mil hombres, capaz de todo con tal de conseguir lo que quería, no le importaba humillar,
lastima...
Por hacerme el excéntrico, por vestirme un hábito gracioso, a que me miren raro cuando lo cuento, me
gusta charlar con los pacientes que deliran, guardarles la palabra enferma en mi collage de
estampa...
El desierto lleva al desierto, decían, tanta arena hay como hay tiempo. Que la piel de Dios es
blanca y quema y envuelve su desnudez entera. No hay oriente que valga la pena, que el oriente
también es...
De cuando en cuando ocurría que Sergio se enamoraba. Y alguna singular manía tuviera Dios contra sus
cariños, que cuando más perdido estaba, en los ojos, en la gracia o en la sonrisa, la dama en
cuest...
Arena, entre Pilón y Monserga, colonia Las Primeras sector siete. A tu norte sueltan seis mariachis
la voz. Es la serenata amorosa de un caballero pidiendo perdón a una niña que el quiere y que ha
ofe...
Precisas sentencias se combinaron, se permutaron y fueron obedecidas, alzó la mirada. Comprendía
poco, acaso el hambre y la pereza que diestramente le diseñaron. Admiró la longitud de sus brazos,
la f...
Va la calavera en su atuendo de hacer ejercicio por el departamento, con espasmos de visceral
congoja y dolor en las piernas. Le puede la vieja, el jale, la cabeza, que sin permiso le sacaran
del vien...
Una última justificación y las horas finales llevarían sabor soberano de miel primitiva, nirvana
desnudo, ansiedad religiosa. Una última disertación, dialéctica, dualidad semántica y el albedrío
sería...
A prisa comenzaría Orlando Andrade. Con rabiosa ligereza, la del inspirado, la del que ya sabe como
hacer lo precisado. Trataría su obra de un país precioso, completo, de sus eternos bosques que se
vu...
De la pistola surgió un aroma gris que representaba el fin de los tiempos, el apocalipsis, los
jinetes. Se apoderó de la habitación el silencio y de mí tomó posesión el miedo. No necesité
reflexionar ...
Que te quiero nene. Si no te lo digo es por miedo. Llevo rato queriéndote. Y voy a extrañarte
terriblemente. Tú aquí vas a estar, con ella, en el invierno, abrigándose los dos mutuamente. Yo
allá, no ...
Qué necias maneras tenía Don Sergio. Un escozor recalcitrante le cubría el cuerpo si el retrato de
su vieja muerta no estaba chueco. Y chuscamente pisoteaba con rabia, en el punto donde figuraba más
c...
Mi mano derecha se llama Asunción Voltaire. En el ramerío de venas, músculos, huesos y lineas de
vida que me obligan a no dudar en decir, esto es una mano, mi mano, se codifica milagrosamente un
alma ...
Mientras invierno se decía en voz baja en las calles por temor del mismo que todo lo regía, en el
bar nos quemaban la música, el alcohol y la baraja. Gente blanca que se divertía tirando la vida,
pe...
Va solita, porque solita queda en la pradera y en todo el universo, la chamaquita que otrora le
llamaran altanera. Balbucea por ocio unas palabras que riman en su cabeza con lluvia y otras con
mañana....
Las necias María Aurora y Leticia, profanaban el recinto de la abuela Doña Martha, con sus gritos
mujeriles y niñadas. No cabía el mudo Sánchez en la discusión familiar, por mudo, ni le importaba.
En ...
No fue necesaria la cordura, ahí estaba de nuevo la alacena, inevitable, severa. Tantas veces que me
había aterrado su maligna presencia, sus copitas, sus jarrones y sus platos. Precediendo a cada
tra...
A los abuelos vascos les encanta el juego de los pelotaris... porque les traen a sus memorias viejos
pero siempre frescos recuerdos. Los abuelos vascos tienen misterios en las pupilas de sus miradas.
...
Devastado, el brujo interrumpió la continuidad de su carne, detrás del brazo se abrió un dolor. Del
templo de su cuerpo emanó templado el ruido rojo, quemando el miedo y desgastando cualquier otra
sen...
El sol era otro entonces y el aire estaba infestado de fantasmas de fuego. Los químicos rojos del
suelo le ponían desgarradoramente ansioso, salvaje. En todo el planeta el inventario era de
incendios,...
En el universo hay sitio para cada cosa, cada inteligencia y motivo. Pero no existía por ningún
lado, lugar para este hombre. Que Dios no lo había dibujado. Que nunca fue algo más que eso, nada y
meno...
Primero fue la culpa un punto sin dimensiones entre mi cuello y mi hombro derecho. Pesada y risueña,
la culpa anidó en mis venas y otras culpas nacieron por todo mi cuerpo. Se dieron un festín con
mis...
Siento que careces de contundencia ideológica - explicó Brassi, retomando el tema que inició su
amigo Brato, acerca de la exhaustiva persecución que éste hacía de la expresión artística pura por
medio...
Por cada punto que se puede dibujar sobre una línea de cualquier longitud, Doña Esperanza daba lugar
en su casa a un amigo felino. Tanta soledad cargaba la vieja, que se le doblaban hasta las
matemáti...
No hubo mar que pudiera contener, la terrible decepción del genovés, que buscando unir el universo
persiguiendo al sol, halló la perversa geometría horizontal del dios, que se cansó de crearla o por
e...
Desde el centro de la tiniebla se alcanzan a ver solamente, las difusas barras que privan a los
gladiadores de la paz onírica del olvidado afuera. Debajo batallan y se retan. Vispanio, de cara
tupida ...
En el aire no flotaba nada, solo el fantasma que vomita el sueño cuando se indigesta de releer a
Poe. Sobre la mesa, la vela exigía toda atención (que el fuego a la luz es otro mueble que sirve,
pero ...
Así, sin avisar, llegaron los fantasmas. Más rápidos que el rayo, lloviendo por los lados, de todas
partes y zumbando. Le picaban a uno en el pecho y lo mataban, con otro se divertían picandole las
pi...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar